La vida detrás de la artesanía. Tejidos de una historia

Por: Ana Antonio

Santo Tomás Jalieza, tierra del telar de cintura

Oaxaca es un estado que cuenta con un enorme mosaico cultural, conforme nos situamos en cada una de las 8 regiones de la entidad, las artesanías son diferentes en cada una de ellas. Adentrándonos específicamente a la región de los Valles Centrales, podemos encontrar piezas elaboradas con barro negro como el de San Bartolo Coyotepec, barro rojo de Santa María Atzompa, Alebrijes hechos en San Martín Tilcajete, los tapetes de Teotitlán del Valle o los bordados inigualables de San Antonino Castillo Velasco. En esta ocasión podremos conocer acerca del telar de cintura, actividad realizada en el municipio de Santo Tomás Jalieza, a través de la vida de una artesana quien, junto con su familia, se han dedicado a preservar este valioso conocimiento ancestral para la elaboración de diferentes piezas. 

Santo Tomás Jalieza es una población que se encuentra a 45 minutos del centro de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, en el kilómetro 25 de la carretera a Puerto Ángel. Cuna de la artesanía textil en hilos de algodón,  forma parte de la Ruta Mágica de las artesanías de los Valles Centrales y cuenta con un total de 1118 habitantes. Esta comunidad alberga a personas que se dedican a la elaboración de diferentes piezas nacidas en el telar de cintura. Mantiene vivas tradiciones y costumbres que se heredan de generación en generación; la fiesta patronal se celebra el 21 de diciembre y el pueblo se rige por usos y costumbres.

Entre hilos y telares

Una de las representantes artesanas en la comunidad es Mariana Chávez Mendoza. Nació el 1 de mayo de 1960, hija de el Sr. Tomás Chávez Mendoza y la Sra. Virginia Mendoza Ruiz, es la tercera hija de 4 hermanos. Criada y educada por una familia humilde, que se dedicaba a la artesanía típica de la comunidad así como al comercio. 

Desde los 8 años sus tías le enseñaron la técnica del telar de cintura, al inicio le fue fácil aprender, pues se utiliza una jerarquía de elaboración. Las primeras piezas que realizan son telares pequeños para poder dominar la técnica, posteriormente el largo y ancho del telar iban en aumento. Sin embargo, como sus padres también se dedicaban al comercio no podían dedicar mucho tiempo en la elaboración de estos telares. Así que fue hasta la edad de 20 años, cuando dio mayor impulso a esta actividad. 

La señora Mariana se casó a la edad de 20 años con el Sr. Crescencio Antonio López, quien al igual que ella, desde pequeño dominaba la técnica del telar de cintura. Juntos formaron una familia conformada por 6 hijos: 3 hombres y 3 mujeres, a quienes en su momento también les enseñaron a elaborar telares con hilo de algodón. Por consiguiente cada uno de sus hijos e hijas desde la edad de 7 años heredan esta gran labor.

Al pasar de los años, enfrentándose a diferentes retos como familia, sus hijos e hijas no dejaban de trabajar con esta técnica, y la señora Mariana soñaba con poder tener un local en el mercado y vender sus propios productos. Para poderlo lograr necesitaba contar con suficiente mercancía, pero al ser su fuente ingresos, solo podía dedicarse a la elaboración del telar el cual después lo vendía a los intermediarios quienes se encargan de convertir el telar en un producto, ya sea una bolsa, mochila, etc. por lo que al vender el telar se entregaba a un precio bajo, mientras que en el mercado se duplica su precio. Por varios años se dedicaron a la elaboración del telar vendiendo a las personas que tenían la posibilidad económica de comprarles.

A pesar de que es una actividad en la cual dedican la mayor parte de su tiempo para la elaboración, Mariana comparte esta labor artesanal y el desempeño de los diferentes roles dentro de su familia y su comunidad mientras cada uno de sus hijos crecía y dedicaban sus vidas a otros oficios o a los estudios, pudieron salir gracias a este trabajo y a otros ingresos. A pesar de ello, jamás desistió del gran sueño que había tenido desde siempre, tener su propio local, donde creará con ayuda de su familia piezas únicas para poder exponer y dar a conocer en diferentes lugares el trabajo que realizan.

La artesana Mariana nos explica que “el telar de cintura es una técnica que consta del tejido de hilos de algodón mediante diferentes herramientas que entrelazan cada uno de los hilos para crear figuras que se convierten en piezas de usos variados como; bolsas, centros de mesas, mochilas, tapetes, etc. Los utensilios que ocupan son: el peine que es el encargado de dar el movimiento a los hilos, el yugo que sostiene los hilos, los palitos que se encarga de sostener los hilos donde se inicia el tejido y el machete que ayuda a apretar los hilos”.

Tejiendo oportunidades

Fue en el año 2017 cuando por primera vez como matrimonio decidieron participar en un concurso de telar de cintura realizado en la comunidad de Santo Tomás Jalieza, donde su pieza participante fue elaborada con un diseño totalmente distinto a lo tradicional y creado por el esposo de la señora Mariana, fue premiada no con el primer lugar si no que fue galardonada como mejor pieza, al ser creación y diseño propio. En este mismo año se creó en esta comunidad el primer Padrón de artesanos, el cual brinda a todas las familias la oportunidad de exponer el trabajo, creación y diseños de cada uno de los artesanos de esta comunidad. Posteriormente en el año 2019 conocieron a quien sería su primer cliente el cual compraba su mercancía a precios justos.

A sus 61 años apoyada incondicionalmente por su esposo e hijos, comparte con gran entusiasmo todo lo que sus manos y la de su familia son capaces de crear mediante esta técnica, de igual forma externa la gran alegría que siente al ver que se ha impulsado el trabajo que realiza, mediante el apoyo de sus hijas e hijos, quienes con ayuda de la tecnología han podido crear su propia página virtual en donde se promocionan piezas tanto tradicionales como de propia creación de la familia. Gracias al reconocimiento de su excelente trabajo que realizan como familia han logrado obtener un lugar en el nuevo mercado artesanal de esta comunidad,  mismo que en recientes fechas abrió sus puertas el pasado 31 de marzo del presente año a visitantes locales, nacionales y extranjeros.  Hoy puede ver realizado su sueño en compañía de su esposo y sobre todo ver realizado a cada uno de sus hijos quienes la siguen apoyando para que pueda trascender. 

En la vida de esta mujer artesana podemos palpar la realidad que viven muchas familias de esta misma comunidad y de manera cotidiana en los municipios dedicados a la elaboración de artesanías en Oaxaca, llevándolos a  enfrentar diferentes obstáculos que tiene que superar para sobrevivir día a día, manteniendo siempre el espíritu de fortaleza, entrega y amor al momento de realizar su trabajo, en la mira de cumplir cada uno de los sueños, y poder expandir su trabajo a muchos lugares para que puedan darles el valor que se merecen y de esta manera contribuir al crecimiento económico de las familias que se dedican a las artesanías.

También podemos valorar cada uno de los esfuerzos realizados por estos mismos artesanos para impulsar a otros y así mismos, con el fin de preservar los valores culturales de Oaxaca y México en el mundo. Esta fue la historia de un par de manos artesanas plasmada en cada tejido que elabora, de ahí la magia del arte que acompaña a cada obra, una vida entera puesta en ellas. 

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