Reflexiones sobre la normalización de la violencia en la televisión mexicana, a partir de contenidos de burla y sexualización

Por: Carlos Palomares

Introducción

El final de la década de los noventa y los primeros años del nuevo milenio dieron pie al inicio de la modernización en aspectos tecnológicos, lo que trajo enormes beneficios a la sociedad actual. Desafortunadamente, estos avances llegaron acompañados de prejuicios y estereotipos que la generación anterior arrastró de otros tiempos, donde los valores morales eran profundamente limitativos. 

Existen muchos ejemplos sobre situaciones concretas que resultan violentas o injustas y que eran normalizadas. Se puede señalar que el divorcio era una de las grandes tragedias sancionadas por la sociedad, motivo por el cual muchas parejas prefirieron continuar su unión matrimonial a pesar de no estar felices dentro de ella. Otra muestra puede ser la burla agresiva hacía lo que no era considerado como “normal” por la mayoría de la sociedad, situación que afectó a todas las minorías.

En este fractal se invita a la reflexión de aquellas conductas lesivas que afectaron la vida de muchas personas, quienes tuvieron que soportar burlas o acosos por una normalización de agresiones y violencia. Se parte de dos ejemplos que ilustran la visión de esa generación anterior, que veía adecuado mofarse de las minorías o ejercer violencia con un pobre argumento de diversión.    

Stephen Monterroso

Contextualización

Resulta necesario reflexionar sobre los estereotipos y las violencias normalizadas por las que se acusa a esta generación de ser débil y poco tolerante a las burlas; para ello pongo sobre el diálogo dos ejemplos de personajes de entretenimiento que, durante los primeros años del nuevo milenio, fueron difundidos en cadena nacional de la televisión mexicana. 

El primero es Brozzo, interpretado por Víctor Trujillo: En el programa “El mañanero” (1994-2019) existía una sección al final del programa en el que una mujer daba la efeméride del día, lo particular es que lo hacía en ropa interior o en atuendos particularmente sugerentes. En las transmisiones lo que se podía observar es que lo menos relevante era su trabajo, inclusive la efeméride era ignorada y todo se centraba en su atlético cuerpo. Se dejaba de lado todo lo que pudiese aportar y su participación era limitada a convertirla en un objeto sexualizado. La mujer no tenía siquiera una identidad pues salía enmascarada, todo se centraba en mostrar su cuerpo. En este programa la imagen de la mujer era reducida a un objeto.  

El segundo es Paul Yester interpretado por Gustavo Munguia: Este personaje pertenece a una serie de sketches dentro del programa “La hora pico” (2000-2007) que se transmitió por el Canal de las estrellas. La actuación consistía en una sobre exageración de rasgos femeninos realizados por un hombre homosexual. Utilizando la frase “no soy niña, no soy niña”, el personaje se defendía de las burlas y ataques de los que era objeto por su comportamiento y expresiones. Durante todo el sketch se dirigían a él como “el rarito”, “el volteado”, “el amanerado”, “el puñal”, entre otros descalificativos. Siendo tratado con desprecio por los personajes heterosexuales quienes le exigían que “se comportara como hombre”, seguido de golpes o jaloneos. 

Canal de YouTube Brozo

Argumentación 

En ambos ejemplos es posible observar que se presentan situaciones que merecen una reflexión crítica y constructiva. Es importante aclarar que, con este fractal no se pretende atacar a las personas que caracterizaron a los personajes, pues se parte de la idea que detrás de ellos existe una producción; la responsabilidad de reproducir y difundir la violencia a través de la sexualización y la burla es compartida por muchas personas. 

Sobre el ejemplo del personaje Brozo, habrá quienes piensen que la mujer que aparecía al aire en cadena nacional vestida con poca ropa tenía el derecho de utilizar el atuendo que la hiciera sentir cómoda frente a las cámaras y que eso no es criticable. También se podría argumentar que recibía una remuneración económica, que era una forma de trabajo lícito al que tenía derecho y que podía ejercer la libertad de abandonarlo en el momento que ella así lo decidiera. 

A pesar de los argumentos expuestos y de otros que se podrían sumar, lo cierto es que lo que se percibía en cámaras va más allá de las libertades y derechos a los que tenía acceso la mujer que aparecía. Se trata del mensaje que se transmitía en cadena nacional sobre el papel de las mujeres en los noticieros y en la vida en general. En el programa “El mañanero” lo que se podía percibir era la cosificación de la mujer bajo un vacío argumento de humor. “La reata” como se hacía llamar al personaje, en diversas ocasiones hacía insinuaciones sexuales a invitados y conductores, su personaje trataba de provocar a través de acercamientos que resultaban incómodos y el nombre era usado en un doble sentido con connotaciones sexuales donde, además, el personaje de Brozo asumía la propiedad de la mujer. 

Por otro lado, el personaje de Paul Yester tiene pocos argumentos que puedan defender su existencia, desde mi perspectiva resulta absolutamente innecesario reproducir estereotipos sobre que la homosexualidad en hombres forzosamente está ligada a exteriorizar un lado femenino. Dejó expreso que bajo ninguna circunstancia es inadecuado externar nuestra forma de ser, el problema con Paul Yester es que el personaje generaliza a todos los homosexuales, y que dentro del sketch se buscaba que fuera “normal”, mostrando como tal a la heterosexualidad. El humor de este personaje se basaba en las burlas y ataques de los que era víctima, se mostraba como un ser débil, manipulable e indeciso. 

Distrito comedia

Cierre de ideas 

Durante la década de los noventa y los primeros años del nuevo milenio se gestaron una serie de estereotipos que afectaron la vida de un importante número de personas, que no se encuadraban dentro de los parámetros que la sociedad de entonces asumía como “normales”. No es difícil encontrar en la cotidianidad de esa época una normalización de la violencia hacia la mujer, que llega a extremos de clasificar a las mujeres en dos tipos: el primero es aquella que es virtuosa por ser una abnegada ama de casa, que atiende a su marido y a sus hijos. Donde su mayor tragedia era divorciarse o enviudar porque perdía la validación masculina y, casi por default, el respeto de toda la comunidad. El segundo es aquella mujer libertina que decidía ser independiente, ejercer su sexualidad de forma libre, desarrollarse como persona o profesionalmente, que decidía no tener hijos. 

La homosexualidad tampoco estaba considerada normal durante esa época, lo normal era ser una mujer o un hombre heterosexual con una pareja e hijos. Una casa grande con jardín, coche camioneta y perro. Aquella persona que no viviera bajo estos supuestos y que amara a una persona del mismo sexo se enfrentaría, de primer momento, a la burla de la sociedad “normal”, luego a los retos jurídicos para ejercer libertades que le eran inherentes por su calidad de ser humano. 

Reflexión final

Basta ver los ejemplos de Brozo y Paul Yester que aquí se han expuesto para notar que no es exagerado manifestar que existe una violencia sistematizada hacia las mujeres y las personas homosexuales. La ridiculización y degradación en cadena nacional muestra la visión que se tenía y, si bien es cierto que no se puede juzgar a eventos del pasado con una visión sociológica actual, también lo es que, como generación joven, debemos seguir levantando la voz para que no se reproduzcan nuevamente estos estereotipos, mucho menos televisados en cadena nacional.

Es necesario que las instancias gubernamentales revisen con mayor rigor el contenido que se proyecta en cadena nacional, que seamos personas más críticas y reflexivas sobre el tipo de contenido que consumimos, que aquellas que ya son madres o padres sean conscientes de la información que permiten sea transmitida a sus hijas e hijos. Y no, no es exagerado pedir que se cancelen este tipo de programas que fomentan odio y agresión, porque la violencia hacia las mujeres, personas homosexuales y otros sectores desfavorecidos sigue siendo un problema serio en nuestro país y en el mundo.

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