Por: Gretel Téllez
El pasado 20 de marzo de 2020 en México se suspendieron las clases presenciales a causa de la propagación del Covid-19. La implementación un mes más tarde de “Aprende en casa” comenzó a difundirse por el medio televisivo para el apoyo a los alumnos, por lo que con la repentina cuarentena se evidenciaron situaciones como la falta de capacitación y actualización docente ante la era de la digitalización, la poca organización de las escuelas y aún más, la falta de apoyo de los padres de familia en actividades académicas de sus hijos, así como la actitud, empatía y comprensión en su proceso de aprendizaje.

Recordemos que, durante la educación presencial, la participación de los padres de familia a lo largo del trayecto escolar de los alumnos se observó limitada y orientada normalmente a trabajos de apoyo para las escuelas. De esta manera, pintar paredes, cercas o fachadas, forrar mesas de trabajo de alumnos o repartir desayunos eran algunas actividades que los padres de familia llevaban a cabo y frente a esto, en muchas ocasiones una actitud negativa por diversas situaciones. Sin embargo, más allá de la infraestructura y cuidados del plantel, la relación entre docentes, padres y alumnos ha enfrentado diferenciaciones sin llegar a organizarse de manera conjunta.
Retomando algunas de las ideas de Erick Juárez, se expone que dicha colaboración integral es un pilar fundamental para la educación y va más allá de la asistencia a juntas para firma de calificaciones, festivales o cooperación en tareas de mantenimiento para las escuelas, y aunque los padres u otros familiares revisen e intervengan en las tareas de los alumnos frecuentemente o no, para lograr un mejor desempeño académico de alumnos y del colegio, se necesita que los padres y tutores asuman compromisos reales y ser constantes a fin de lograr los objetivos educativos.[1]
Ante lo anterior y con base en mi experiencia en el área psicopedagógica, he identificado dificultades que actualmente son más visibles en los padres de familia con respecto a su participación en la educación de sus hijos. A continuación hago muestra de algunos casos particulares que he conocido.
La madre de Santiago, estudiante de 5to año de primaria, muy desesperada me comentó que “ya no sabe cómo apoyarlo, es desorganizado y no le interesan las clases ni las tareas”, pero al indagar sobre el ambiente familiar y los hábitos que se llevan a cabo, los padres sin involucrarse en las actividades, solo le imprimen su material, le exigen terminar la tarea y en casa muestran acciones de desorganización en cualquier aspecto.
Marcela, mamá de Mariana, dice que no puede apoyarla pues no entiende los temas de 6to año de primaria debido a que hace años, ella misma no pudo concluirla. Si bien, en ocasiones los padres de familia tienen un nivel de escolaridad bajo deben saber que, esto no es un impedimento para apoyarlos de otras formas. La educación de forma integral está conformada por diversas situaciones de aprendizaje que enriquecen en todos los aspectos a los estudiantes.
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante mencionar que la familia es entonces la primera institución que brindará a los alumnos no solo el entusiasmo, también, el desarrollo de actitudes positivas hacia la escuela, la enseñanza de hábitos a través del ejemplo, valores y la trasmisión del impacto que tiene la educación en sus vidas.
A su vez, en muchas ocasiones, docentes, así como colegas en instituciones educativas nos hemos enfrentado a la ideología de los padres, quienes piensan que la escuela tiene el deber de educar en todo ámbito a sus hijos, y aunque la responsabilidad de la escuela sea reforzar, los padres de familia en muchas ocasiones destruyen con palabras o acciones lo aprendido en la escuela. Por esta razón la participación de actores educativos y padres de familia debe ser congruente e ir por los mismos fines que se esperan.
Otro ejemplo es el Ximena de 1ro de secundaria diagnosticada con Trastorno por Déficit de Atención (TDA), cuyos padres han llegado a estresarse, desesperarse, levantarle la voz y enojarse con ella hasta el punto de generarle frustración. Esta es otra situación que nos deja ver la falta de disposición para comprender las dificultades del aprendizaje, trastornos del neurodesarrollo o discapacidades, siendo otro obstáculo para los alumnos, ya que los padres no muestran empatía, paciencia y motivación en su proceso de enseñanza aprendizaje.
Adicional a estas situaciones, normalmente es la madre quien se involucra y el padre se dedica a trabajar, por lo que, la educación de los alumnos en este sentido es guiada únicamente por la madre deslindándose el padre de la responsabilidad que debería también cumplir. La señora Berta comenta lo siguiente “mi esposo y yo trabajamos todo el día y no tenemos tiempo para ayudarlo ni en sus tareas, siempre llegamos cansados”. No cabe duda de que las situaciones y condiciones son muy diversas, pero se necesita que los padres reflexionen y comprendan que el apoyo a sus hijos puede ser de diversas maneras, por lo que, el ambiente propicio es también de suma importancia. Por ejemplo, no puede esperarse que el alumno ponga atención, si diversos distractores como la televisión, la radio, las consolas de videojuegos o el celular están a su alcance y no se llevan a cabo reglas para modificar dichas conductas.
Otro aspecto que considero trascendente es que existe cierta resistencia en los docentes para permitir la colaboración de los padres. En este sentido, tendría también que considerarse la desacreditación que socialmente a los docentes se les ha atribuido, pues como consecuencia, los padres juzgan y evalúan su labor en general dentro del aula y asimismo con sus hijos, por este motivo, los padres deben respetar, valorar y propiciar la comunicación en todo momento.
Sin duda, estos son solo algunos ejemplos con los que día a día los docentes, pedagogos o psicopedagogos nos enfrentamos. La realidad para lograr dicha participación está llena de un camino influido por factores ideológicos y socioeconómicos que no permiten ver con claridad la relevancia de favorecer el pensamiento y desempeño escolar de los alumnos.

Cuando los padres crean un ambiente lleno de estímulos y experiencias educativas, los alumnos aprenden de ello e introyectan valores, hábitos, ideologías y actitudes, por lo tanto, la participación triangular de actores educativos, los padres y los alumnos es indispensable para lograr bajo el mismo objetivo un contexto que promueva en todo momento la disposición para continuar aprendiendo.
Entonces, la interrogante sería. ¿De qué forma debe promoverse la participación de los padres en la educación de sus hijos? En primera instancia, considero es necesario concientizar a los padres de familia y actores educativos sobre dicha participación en conjunto y así mismo de la relevancia de fomentar la comunicación.
Muchos padres mencionan que no tienen el tiempo o dinero para poder lograrlo, pero tal involucramiento tendría que tomar en cuenta diversos elementos conductuales como la atención a las tareas y actividades en casa y la asistencia de juntas o actividades recreativas en la escuela, actitudinales; actitud positiva frente a la escuela, inteligencia emocional; identificación y manejo de las emociones tanto propias como de los otros, fomento de autoestima; elogiarlos, tratarlos con respeto, escucharlos, comprenderlos, enseñar a reconocer sus errores como una oportunidad de aprendizaje, así como dejar que tomen decisiones y que resuelvan sus conflictos. También, la promoción de valores; respeto, honestidad, justicia, tolerancia, así como otros, desarrollo de hábitos; lavarse los dientes después de cada comida, bañarse, tener establecidos horarios para actividades, repaso de apuntes regularmente u orden y cuidado de las cosas, y como último elemento, la estimulación intelectual; exposición de actividades familiares como las visitas a museos o bibliotecas.

Como lo he mencionado anteriormente, la familia es la primera institución en la que aprende, se desarrolla y vive el estudiante, por tal razón, también es vital reconocer la visión que tienen las familias sobre la escuela, debido a la común intención de terminar cualquier nivel educativo solo por la certificación y no para continuar aprendiendo.
Los profesores tendrán a su vez que estar dispuestos a trabajar en colaboración con los padres, tener una comunicación efectiva y ser empáticos para buscar variedad de alternativas para la entrega de información y el diálogo. Sin embargo, a pesar de lo reflexionado, sería interesante continuar haciéndolo desde distintos puntos de vista, y con esto contribuir a la participación real de los padres de familia en la educación de los alumnos.
[1] Juárez, Erick. “Padres de familia: los grandes pilares del sistema educativo” [en línea] en Revista de evaluación para docentes y directivos (RED), INEE, 2019, p. 65.
Referencias
∙ Juárez, Erick. “Padres de familia: los grandes pilares del sistema educativo” [en línea] en Revista de evaluación para docentes y directivos (RED), n. 12, s/v, INEE, 2019, p. 64-74, consultado en: https://historico.mejoredu.gob.mx/wp-content/uploads/2019/04/Red12.1.pdf
