Donde habita la violencia: espacios reflexivos de cara al 25 N

Por: Guadalupe Ortiz

Es un día común, me subo al transporte público, es temprano, no cabe ni un alfiler en ese sitio, me toca viajar de pie, la gente (que en su mayoría son hombres), apenas responde al saludo y tras unos segundos, vuelven a lo suyo, sus teléfonos celulares, su música, sus conversaciones. Observo a los presentes e intento descubrir en qué parte de esa escena se esconde el enemigo invisible, el monstruo de la violencia que nos lastima, que nos sofoca y nos mata, que nos elimina de la faz de la tierra; pero nada, no parece habitar en alguno de esos seres absortos en sus preocupaciones.

Desciendo del transporte y camino por una avenida transitada, mi curiosidad me sigue incitando a captar en algún cuadro de esas imágenes al ente inmaterial que termina con la vida de 10 de mis hermanas cada día y que me infringe el temor de que un día sea yo a quien cuenten entre esas cifras, un hombre pasa muy cerca de mí y murmura algo, yo continúo mi trayecto sin demora. Me pregunto una vez más, ¿dónde está la violencia?, solo veo a gente parada en el puesto de periódicos, comiendo con algún ambulante, comprando pan, trabajando en locales, riendo mientras transitan en sus vehículos, y yo en las mismas, dudosa, desconfiada y atenta, sé que en algún punto encontraré la respuesta.

Llego al parque, una de las zonas más concurridas de la ciudad, veo parejas de novixs tomadxs de la mano o abraxadxs, mujeres llevando a sus hijos e hijas a la escuela, personas que van y vienen de los templos religiosos, uno que otro perro merodeando y puestos de comida rápida ya instalados.

Me detengo un segundo y pareciera que algo abruptamente interrumpe mis pensamientos y me pone frente a mí misma, a mis experiencias, historia de vida y percepción de la realidad. ¿Será que el enemigo estuvo presente todo el tiempo y no me di cuenta de ello?; muy probablemente. Repaso con detenimiento cada escena de los últimos 60 minutos del día, lo que encuentro en esos recuerdos me deja perpleja, pues no me percaté que la violencia estaba ahí, en la invasión del espacio privado y el dolo con que las personas tocan o aprietan nuestros cuerpos aprovechando que el transporte público está a reventar de pasaje; en las miradas morbosas, los piropos y comentarios indeseados de tipo sexual, groseros y ofensivos del que somos objeto 27.2% de mujeres en México[1].

Fuente: El Economista

La violencia habita tras la pantalla de un teléfono inteligente, cuando alguien consume contenido pornográfico, cuando emite comentarios sobre el cuerpo de una mujer, cuando la descalifica y viola su derecho a la privacidad. Cuando surgen manifestaciones de control hechas en nombre del “amor”, como acceder al teléfono de la pareja, en la mirada de control para evitar que mire a otras personas o entable diálogos con ellas, en la celotipia andante que se romantiza tras un “me cela porque me quiere”.

En las instituciones sociales que, haciendo uso de discursos moralistas e interpretaciones a modo, coartan derechos fundamentales de las mujeres, como el de decidir sobre el cuerpo, la sexualidad y la vida reproductiva, en el contexto de un estado como Tlaxcala, que busca este derecho por segunda vez consecutiva. En el discurso de entes gubernamentales que no comparten la visión del aborto como un tema de salud pública y por ende, no ven que la penalización o restricción de este derecho pone en riesgo la vida de las mujeres, pues al no poder acceder a condiciones adecuadas en términos sanitarios para interrumpir sus embarazos no deseados, recurren a la clandestinidad, que en los países de América latina y el Caribe cobran la vida 62 mujeres por cada 100 mil abortos que se practican en condiciones de riesgo[2].

Fuente: El País

Ahí está la violencia, en el sueldo injusto y las condiciones laborales precarias para una mujer que gana en promedio $20 por una hora de trabajo, frente a los $23.3[3] que ganan los hombres y que la sitúa en posición de vulnerabilidad. En las dobles o triples jornadas de aquellas mujeres que trabajan fuera del hogar y encima cargan con la “responsabilidad” de cumplir con tareas domésticas y de cuidados, sin ser conscientes de que el trabajo doméstico es un asunto de desigualdad, puesto que en México, las mujeres dedican el triple del tiempo a tareas domésticas, pues mientras los hombres dedican 20 horas a la semana a la preparación de alimentos, aseo del hogar y/o a cuidar de menores de edad o adultos mayores, las mujeres dedicamos 50[4].

La violencia habita en estos y muchos otros espacios, es aprendida, es cultural, es progresiva, sistemática, denota una asimetría de poder entre quien la ejerce y quien la recibe y sí, sí se vuelca sobre nosotras por el simple hecho de ser mujeres, en un país que perdió a 692[5] hijas, hermanas, madres o amigas, víctimas de feminicidio (tan solo entre enero y agosto de 2021).

Fuente: The New York Times

Este es un llamado a quienes me leen, a detenerse también un segundo y pensar: ¿a dónde está la violencia?; la respuesta probablemente les sorprenderá.


[1] Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “Encuesta nacional de seguridad pública urbana”, [en línea] en INEGI, 16 de ene. 2020.

[2] IPAS, Profesionales de la salud, “El aborto como un asunto de salud pública”, [en línea] en IPAS México, ene. 2021.

[3] Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “Mujeres y hombres en México 2019”, [en línea], en CEDOC, Inmujeres, 2019.

[4] Avendaño, Fernanda, “El valor del trabajo doméstico: Mujeres le dedican el triple de tiempo que los hombres”, en El Economista, [en línea], 22 jul. 2021.

[5] Infobae México, “Feminicidios en la era AMLO: asesinatos aumentaron 6.6% en los primeros ocho meses del 2021”, [en línea], 14 oct. 2021. 


Lista de referencias

Avendaño, Fernanda, “El valor del trabajo doméstico: Mujeres le dedican el triple de tiempo que los hombres”, en El Economista, [en línea], 22 jul. 2021, consultado en: https://www.eleconomista.com.mx/capitalhumano/El-valor-del-trabajo-domestico-Mujeres-le-dedican-el-triple-de-tiempo-que-los-hombres-20210721-0093.html.

Infobae México, “Feminicidios en la era AMLO: asesinatos aumentaron 6.6% en los primeros ocho meses del 2021”, [en línea], 14 oct. 2021, consultado en: https://www.infobae.com/america/mexico/2021/10/14/feminicidios-en-la-era-lopez-obrador-asesinatos-de-mujeres-aumentaron-66-los-primeros-ocho-meses-del-2021/

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “Encuesta nacional de seguridad pública urbana”, [en línea] en INEGI, 16 de ene. 2020, consultado en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/ensu/ensu2020_01.pdf.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “Mujeres y hombres en México 2019”, [en línea], en CEDOC, Inmujeres, 2019, consultado en: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/MHM_2019.pdf.

IPAS, Profesionales de la salud, “El aborto como un asunto de salud pública”, [en línea] en IPAS México, ene. 2021, consultado en: https://profesionalesdelasalud.ipasmexico.org/wp-content/uploads/2021/01/El_aborto_como-un_asunto_de-salud_publica.pdf.

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