“Navidad sinfónica”, el concierto anual de la Orquesta Sinfónica de Minería 2021 en la sala Nezahualcóyotl

Por: Carlos Palomares

Fuente: Twitter (@orquestamineria)

La experiencia inicia desde que se anuncian las fechas para el tradicional concierto navideño que, desde hace ya algunos años, la Orquesta Sinfónica de Minería realiza. Anteriormente, era necesario mantenerse pendiente de la Gaceta UNAM, donde se podían ver fechas y costos de las localidades, en estos tiempos donde la tecnología se hace presente en nuestra cotidianidad, el anuncio se hace a través de sus redes sociales. 

Casi de inmediato decidí comprar los boletos, debe hacerse a la mayor brevedad posible porque es común que las entradas se agoten, más aún en este contexto donde el aforo en todos los recintos está limitado para garantizar una sana distancia. Por ello, el 30 de noviembre acudí a las taquillas, con la no tan sorprendente noticia de que las presentaciones de la primera semana estaban agotadas. Afortunadamente, pude conseguir entradas para el concierto del lunes 13 de diciembre. 

Llegada la fecha, acudí puntual al evento que este año se titula “Navidad Sinfónica”, con mucha emoción por regresar a los recintos y las actividades que hace un año tuvimos que hacer desde casa o simplemente prescindir de ellas porque las condiciones pandémicas no permitían este tipo de eventos. Al acercarme a la Sala, el ambiente era festivo, muchas personas aprovechamos la oportunidad de lucir prendas de invierno como abrigos, bonitos suéteres, o calzado abrigador como botas. De esta forma, con un estricto protocolo sanitario, poco a poco el recinto se fue llenando. 

En punto de las 20:00 horas se anunció la tercera llamada y, tras dar los anuncios como el uso obligatorio y adecuado de cubrebocas y la prohibición de tomar fotos o videos del evento, inició el concierto. Ingresó la primera violinista entre aplausos, posteriormente el director de la orquesta. La primera obra fue Aleluya del oratorio Mesías, la interpretación realizada por el coro, integrado por los coros de las facultades de Química, Medicina, e Ingeniería; la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción, y de la Orquesta de Minería. Esta interpretación hizo que la emoción de estar nuevamente disfrutando de un concierto en vivo se hicieran presentes. 

Fuente: Twitter (@orquestamineria)

La siguiente obra fue Contique de Noel, uno de mis villancicos favoritos y que el tenor Alan Pingarrón interpretó magistralmente. La potencia de su voz hace vibrar fibras sensibles del alma, su maravillosa presentación fue acompañada por el coro y la orquesta, que en conjunto lograron una atmósfera tan bella que el mundo se detuvo un momento en un respiro de infinita paz, una sensación que es difícil obtener en un mundo cada vez más caótico. 

No faltaron los clásicos como There´s Christmas in the air, Jingle Bell, Christmas Festival y El Cascanueces. Todas las interpretaciones nos llevaron al ambiente más festivo y navideño posible. Se nos permitía, por ratos, acompañar las obras con aplausos coordinados que eran dirigidos por el director. La orquesta y el coro no perdían oportunidad para hacer fiesta, lucir atuendos navideños e incluso luces en sus ropas con colores vivos y típicos de la época como rojo o verde. 

Fuente: Twitter (@orquestamineria)

Con toda esta alegría llegamos a la parte de los villancicos mexicanos, se interpretó: Los peces en el río, La marimorena, Noche de paz, 25 de diciembre, Los pastores a Belén y un divertidísimo intervalo del Burrito Sabanero que hilaba este festivo popurrí. 

Al son de “un pastorcillo tropezó a media vereda y un borreguito gritó ese ahí se queda” regresé a mi infancia; cuando ponía un disco, repitiéndolo todo el día mientras me emocionaba por adornar la casa o me preparaba para poner el arbolito de navidad. Recordé la emoción de esperar la bella cena que se organizaba en mi familia. Por momentos pude percibir el olor a pavo, bacalao y romeritos. Sentí la emoción de partir la piñata y saboreé el rico ponche que, con mucho amor, preparaba mi querida madre para mitigar el frío. 

El programa finalizó con Posada mexicana, con este cántico recordé las tradicionales posadas que organizaban mi mamá y mi papá cuando era niño, las luces de bengala, la procesión alrededor del terreno y el gusto que daba “pedir posada”. Una vez terminada la canción, el aplauso estruendoso no se hizo esperar, nos pusimos de pie y con una nostalgia difícilmente descriptible pedimos con aplausos una canción extra. 

El director fue complaciente con el público y la orquesta interpretó Paseo en trineo, otro villancico que disfruté muchísimo, la felicidad estaba a su máximo, imagino que todos recordamos momentos de nuestra infancia y añoranzas del pasado. Me dio mucho gusto ver algunos niños en la audiencia, disfrutaron del evento al cobijo de sus madres y padres, este tipo de experiencias nos forman como seres humanos empáticos y cálidos. El evento finalizó con un festivo goya, por lo que poco a poco fuimos saliendo de la sala, al encontrarnos en el vestíbulo todo era felicidad, buenos deseos y sonrisas. Que alegría da al corazón asistir a estos eventos donde, a través de la música, te hacen vibrar, sentir y emocionarte de una manera sublime. 

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