El problema de nombrar embajador a Pedro Salmerón ante la supuesta política exterior feminista, más allá del discurso

Por: Aimeé Boeta

Hace un par de días, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una lista de 16 posibles nuevos embajadores que representarían a México en el exterior. Uno de los nombres que resaltó, fue el que aspira a ocupar el cargo diplomático en Panamá, se trata de Pedro Salmerón; historiador y académico, quien anteriormente había sido señalado por acosar a sus alumnas.

Fuente: El Universal

En 2019, dieron inicio las controversiales acusaciones al académico adscrito al Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), quien siempre defendió su inocencia, pese a que, posteriormente, el ITAM reconociera que existía evidencia de que Salmerón había hostigado a al menos una alumna de su clase de Historia de México[1], sin embargo, no recibió ninguna sanción, ya que él renunció de forma voluntaria cuando las denuncias comenzaron a acrecentarse junto a la polémica.

El historiador argumenta que es una campaña de difamación en contra suya, y que no ha habido denuncias formales donde se presente evidencia contundente respecto al acoso. Este argumento también ha sido utilizado por el presidente, quien ha declarado que “Tienen ellas que presentar sus denuncias. Acudir al Ministerio Público y con toda la protección señalar lo que sufrieron y padecieron. Y la autoridad competente tiene que resolver”[2]. Ignorando la realidad mexicana en la que las denuncias no se traducen en justicia, sino en descrédito hacia la víctima.

Frente a esta situación es importante tomar en cuenta que México ha intentado instaurar una política exterior feminista. De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) es un «conjunto de principios que buscan, desde la política exterior, orientar las acciones gubernamentales para reducir y eliminar las diferencias estructurales, brechas y desigualdades de género con el fin de construir una sociedad más justa y próspera.”[3]

Al exigirle a las víctimas que presenten denuncias formales y hacer caso omiso a las denuncias realizadas ante el ITAM y redes sociales, el gobierno esta revictimizando a las víctimas, además de que está fallando a su propósito de crear una política exterior feminista al proteger al presunto abusador, e incluso, otorgarle un puesto diplomático de esta magnitud.

El hacer caso omiso a las acusaciones demostraría que la política exterior feminista es una herramienta discursiva, y no una política real que busca acabar con el machismo y generar un sistema equitativo, donde las mujeres son escuchadas y protegidas. Queda esperar la decisión respecto a la ratificación por parte del Senado, así como un pronunciamiento por parte del Canciller, no obstante, nos encontramos ante uno de los muchos casos en el que el sistema sigue protegiendo a los agresores e incluso los premia.

En caso de que se le permita a Pedro Salmerón fungir con este cargo, México mostrara a nivel internacional la impunidad que existe en el país sobre los casos de abuso sexual, haciendo más evidente que el gobierno continúa con un sistema patriarcal donde las mujeres son visibles únicamente cuando les conviene y calladas cuando exigen justicia. Por eso hoy más que nunca, la sociedad necesita reestructurar la forma de ejercer justicia, más allá de la imagen o el discurso.


[1] Reina, Elena, «Un acosador no debe ser embajador”: los colectivos feministas se rearman contra el nuevo puesto del historiador Pedro Salmerón», en El País, [en línea], 18 ene. 2022.

[2] «Acusaciones de acoso en contra de Pedro Salmerón son campañas de linchamiento: AMLO», en Infobae, [en línea], 19 ene. 2022.

[3] Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, «La Política Exterior Feminista del Gobierno de México», [en línea], en SRE, 9 ene.2020.


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