Por: Eva Márquez
Una de las mejores formas de adentrarse la cultura de un pueblo es a partir de su tradición oral: cuáles son los dichos populares, qué creencias, mitos y leyendas rondan en su imaginario colectivo, qué se canta y qué se baila en momentos de fiesta, por ejemplo. Para sumergirte en ello, qué mejor que formar parte de esas costumbres y tradiciones, ya sea como partícipe activo o como observador, pero si esto no es posible, como lector es otra opción.
A tan sólo 17 kilómetros de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, se encuentra el pueblo de Tixtla. Como otros pueblos dentro del país, cuenta con una riqueza cultural muy amplia y antigua, pero que es poco conocida. Fiestas del agua: sones y leyendas de Tixtla, de Caterina Camastra y Héctor Vega, con ilustraciones de Julio Torres Lara, y editado por El Naranjo, es un libro que busca acercar a los lectores a esta riqueza cultural, la cual tiene como protagonista el agua.

Antes de continuar, resalto la labor de Julio Torres Lara, ilustrador de los textos. El estilo que utiliza en las imágenes remite a la técnica del grabado, por otra parte, entre los personajes que presenta, algunos son arquetipos mexicanos reconocidos, como el Chinelo. Asimismo, son muy destacables los colores que escoge para su trabajo: en su mayoría blanco y negro, con detalles en azul y tinto. Las ilustraciones son lo suficientemente artísticas para atraer a lectores.
Retomando el texto, si bien podría preguntarse qué de relevante o interesante ofrece dicho pueblo guerrerense, desde la primera página Tixtla se presenta a sí misma. Comienza la narración con su origen, el cual explica como si apenas pudiera recordarlo, se vale de la memoria que de sí tiene el mismo pueblo:
La palabra Tixtla viene del náhuatl, y a su alrededor hay muchas historias […] Hay quienes afirman que la palabra se refiere a un elemento que rodea y atraviesa Tixtla, llenando de vida el valle: el agua […] Se cree que, desde el cielo, los dioses podían asomarse a contemplar su propia imagen en ella.[1]
Para defender su importancia, añade después que fue lugar de nacimiento de figuras mexicanas sobresalientes, tales como Vicente Guerrero, presidente de México en 1879; Ignacio Manuel Altamirano, considerado padre de la literatura mexicana; y Margarito Damián, músico y soldado, tal vez menos conocido que los dos anteriores.
Hacer mención de dichos personajes no es sólo casual, ya que el libro gira en torno a la música y la tradición, ambas con el agua como un elemento importante. Así, el libro se organiza en distintos capítulos que primero narran una leyenda o algún elemento tradicional del pueblo, para de manera posterior presentar sones que semejaran hacer referencia a lo ya contado.

La elección de los sones se debe a que son un género musical sobresaliente en la música tradicional mexicana. Estos tienen presencia en gran parte del territorio nacional, pero Guerrero es una de las entidades que más destaca en el tema. El libro nos presenta diversos sones de Tixtla que son en su mayoría de dominio público. Además, un capítulo lo dedica a explicar la importancia de la danza:
Las danzas son representaciones de cosas que pasaron, o se contaron, hace muchos años. Cada danza es una historia y cada traje un personaje. Los niños y adultos que andan disfrazados en los días del Encuentro bailan para representar algunos cuentos, como éste que ahora te vamos a narrar […][2]
En este capítulo se puede entender la correlación entre la música y las leyendas, cuentos y mitos que todavía son vigentes. Por otra parte, si ello se analiza con una perspectiva más amplia, puede compararse con expresiones culturales de otros pueblos, o al igual que apreciar con mayor seriedad y respeto danzas que en la actualidad parecieran perder para el espectador la relevancia de su esencia originaria: los voladores de Papantla o la Danza de los Viejitos.
Asimismo, las leyendas que comparte, -que pueden considerarse locales en Tixtla-, para lectores atentos son fácilmente reconocibles en otras leyendas y mitos; criaturas que remiten a las sirenas, pero con otro nombre: La Llorona, el mito del diluvio, o un cuento que puede recordar bastante a Fausto.

Fiestas del agua: sones y leyendas de Tixtla es una invitación a conocer el pueblo (que no es Pueblo Mágico reconocido), pero también a reflexionar sobre cómo nos acercamos a la tradición propia y ajena, y cómo no hay tanta diferencia entre un pueblo y otro, entre una creencia y otra.
[1] Camastra, Caterina y Vega, Héctor, Fiestas del agua: sones y leyendas de Tixtla, 2020, p. 7.
[2] Ibídem, p. 44.
Lista de referencias:
Camastra, Caterina y Vega, Héctor, Fiestas del agua: sones y leyendas de Tixtla (con ilustraciones de Julio Torres Lara), México, El Naranjo, 2020.
