Tradiciones de un pueblo: El baño de temazcal en Teotihuacán

Por: Rodrigo Rodríguez

En la actualidad se conocen múltiples formas de expresar las tradiciones de una región, incluso de un pequeño segmento de la población; escrita, oral, escenificación, música, tangible y/o intangible, la cultura se va transmitiendo de generación en generación y, con ella, la memoria de todas las personas que le han dado continuidad desde su génesis, como es el caso del temazcal. 

La traducción del náhuatl de la región sería casa de vapor o casa donde se suda; se trata de un baño con hierbas o plantas medicinales, las cuales se colocan en agua para preparar una infusión y, de esta forma, pueda ser vertida sobre las piedras calientes que se encuentran en el Xitle u hornillo. Al entrar en contacto ambos elementos se crea el vapor medicinal que, de acuerdo con la tradición, permite la curación de enfermedades del cuerpo y del espíritu.

Se tienen datos de que la práctica del temazcal no solo se remonta a la zona teotihuacana, sino también a muchas regiones de la República Mexicana y del mundo entero, aunque con otros nombres, por ejemplo, inipi, en el norte del continente americano. Esto nos abre la posibilidad de conocer más acerca de dicha práctica milenaria.

Ahora bien, ¿Qué distingue al temazcal del valle de Teotihuacán de los demás? Puede que sea la manera de prepararlo, guiarlo, percibirlo y/o utilizarlo; o quizá sea el misticismo que aporta la zona arqueológica y sus vestigios llenos de historia. Para ser honesto, considero que son las personas que lo hacen y quienes llegan a cada temazcal lo que le da su diferenciación. 

Rituales, ceremonias, limpias, palabras, cantos y concepciones son parte esencial de cada baño de vapor; el temazcalero o la temazcalera se vuelven guías de un grupo de personas que buscan la sanación, el alivio de sus pesares, la calma y paz que les ha sido arrebatada. Y, aunque mucha gente considere esto como un mero espectáculo, quienes mantienen su tradición viva mencionan que es su forma de conectar con sus raíces prehispánicas, la memoria antigua y sus ancestros/ancestras.

El rezarle al fuego, el hablarle al agua, el cantarle a la tierra y danzarle al viento, se ha vuelto parte de la vida de muchas personas que forman parte  del Camino Rojo, el cual, en cierta ocasión, un abuelo le explicaba a su nieto que este es una transitar de guerreros y guerreras; aquella gente valiente que quiera aprender a escuchar su propio corazón y que esté dispuesta a contemplar las enseñanzas del silencio. Es un trabajo interno, no hay nada que demostrar a nadie; es una vida sencilla; es encontrar el equilibrio con la creación de manera sagrada cada día. Honrar la belleza y rezar de pie cada mañana sin palabras, agradeciendo el existir.

Así como esta persona mayor transmitía su tradición a su nieto, en cada comunidad del valle de Teotihuacán he conocido a gente que comparte su conocimiento de la tradición; se vuelve una común-unión de enseñanzas y aprendizajes en donde el temazcal es el protagonista de la historia. 

En esta región, en cada zona donde se practica el temazcal, hay personas que danzan, cantan y rezan para que no mueran con ellas sus visiones y se preserven las tradiciones que les han sido encomendadas por quienes los precedieron. Mucha de esta gente son personas que viven de esta tradición. Es decir, que reciben una remuneración económica ofrecida por quienes participan del ritual de sanación que está conformado por varios elementos, como bien pueden ser las piedras volcánicas o tezontle que se calientan al fuego vivo para, después, recibir jícaras de infusiones de hierbas medicinales que generan un choque térmico y ocasionan el vapor o humo sagrado de purificación

Aunque se han hecho varias investigaciones sobre los beneficios que tiene el temazcal a nivel físico, mental y espiritual, siguen siendo cuestionados por las ciencias de la salud y las religiones, al grado de demeritar su valor histórico y aportes al cuidado de las personas de manera alternativa, mediante la implementación de la herbolaria mexicana como parte del proceso de atención y curación de enfermedades físicas/mentales.

Cada guía de temazcal realiza su baño de vapor como le ha sido enseñado, ya sea por herencia o por cursos que se imparten actualmente, todas estas personas buscan mantener su tradición viva a pesar de las dificultades que se les presentan en sus prácticas.

Les invito a todas y todos a que se permitan asistir a un temazcal en la zona de Teotihuacán para que vivan esta experiencia ancestral, mística y sanadora; la mayoría de estos lugares/recintos aperturan sus puertas a todas las personas los fines de semana, no obstante, también se pueden hacer entre semana y de manera comunitaria o particular. 

Finalmente, me permito compartir un pensamiento que a su vez acompaña esta invitación al sagrado ritual del baño del temazcal: 

El Temazcal es un acto de amor

Las semillas de fuego hechas piedras entran en el vientre de la madre tierra. Las dos energías se unen en el poder del agua que transforma, y aparece la magia, la medicina, el vapor. Sentados frente al misterio de la creación, contemplamos lo que da vida, contemplamos nuestro propio vivir. Volvemos al vientre; volvemos a la casa de las abuelas piedras, a la ceremonia del primer aliento. Mitakuye Oyasin.


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