¿Qué está pasando con la Guardia Nacional?

Por: Aimée Boeta

El 26 de marzo de 2019 en el Diario Oficial de la Federación se decretó la creación de la Guardia Nacional, siendo la figura encargada de proveer seguridad pública a nivel nacional. Desde su concepción, la Guardia Nacional fue fuente de debate, pues aunque tenía un mando civil, también existía un mando militar con tareas operativas, además de que muchos de sus miembros pertenecían a instituciones militarizadas como Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) o Secretaría de Marina (SEMAR).

Fuente: Fuente: Factor Capital Humano

De los 113,833 elementos de la Guardia Nacional, el 65% pertenece a la SEDENA, 15% a la SEMAR y 20% a la extinta policía federal[1]. Inicialmente, el gobierno mexicano planteaba que esta nueva institución fuera adquiriendo un carácter civil con el paso de los años, sin embargo, con las nuevas modificaciones parece que ese camino ha sido desechado.

En septiembre de este año, el Congreso de la Unión aprobó las modificaciones a  los artículos 29, fracción IV, de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, y 12, fracción I, así como adicionar el artículo 13 Bis, fracción I, de la Ley de la Guardia Nacional. Esto generó que la Guardia Nacional esté bajo el control de la SEDENA en términos administrativos, operativos y financieros.

Fuente: El Financiero

La decisión ha causado revuelo en diferentes áreas, incluso en la misma Guardia Nacional, pues los ex integrantes de la policía federal serán obligados a dejar la institución[2], para que esta sea completamente compuesta por mandos militares. Otras voces de descontento provienen de organizaciones civiles, quiénes han levantado su voz en preocupación frente a la nueva tutela militar, pues esta puede poner en riesgo los derechos humanos de la población mexicana.

Por lo que se ha visto, el cambio de mando de la Guardia Nacional parece ser un hecho, el cual la Comisión Nacional de Derechos Humanos no percibe ningún riesgo, ya que ha declarado que “considera que, dada la situación de violencia que aqueja al país, la intervención de la SEDENA puede ser y es admisible, desde el punto de vista de los derechos humanos, siempre y cuando su intervención se encuentre limitada en el tiempo y sujeta a casos de excepcionalidad, que es lo que aprobó la mayoría del Senado, hace unos días”[3].

Sin embargo, esta decisión provoca la intranquilidad de muchos, ya que desde 2006, con la presidencia de Felipe Calderón, los militares han salido del cuartel para enfrentar la violencia, generando que haya 301 casos y mil 712 víctimas de violaciones graves a los derechos humanos[4] del 2006 al 2019, yendo desde la tortura, desaparición a las ejecuciones extrajudiciales. Además de que la violencia, en vez de disminuir, se ha elevado desde que inició la “guerra contra el narco”.

Dejando así múltiples interrogantes frente al cambio de mando de la Guardia Nacional, ¿cómo garantizan proteger los derechos humanos?, ¿cómo esta estrategia militarizada va a detener la violencia, si en el pasado no ha funcionado?, y ¿cómo garantizan que no habrá corrupción, si se han registrado casos de corrupción[5] en la SEDENA?


[1] Arista, Lidia, «¿Militarización?: claves de la iniciativa para mover Guardia Nacional a Sedena», [en línea], en Expansión política, 1 sep. 2022.

[2]Maza, Alfredo, «Paso de la Guardia Nacional a la Sedena deja fuera a 23 mil policías federales; elementos acusan incertidumbre y discriminación», [en línea], en Animal Político, 12 sep. 2022.

[3] Redacción Animal Político, «La CNDH anuncia que no impugnará el paso de la Guardia Nacional al Ejército: “La intervención de la Sedena es admisible «», [en línea], en Animal Político, 13 sep. 2022.

[4] México Unido Contra la Delincuencia, «La militarización de la seguridad pública: impidiendo la construcción de un México más seguro y en paz», [en línea], 13 sep.2022.

[5] Gallegos Zorayda, «El Ejército mexicano desvió 156 millones de dólares a empresas fantasma entre 2013 y 2019», [en línea], en El País, 24 ago. 2020.


Lista de Referencias

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