La Malinche, la montaña representativa para Tlaxcala

Por: Estefany Romero

La Malinche también conocida como Malintzi, Matlalcuéyetl o Matlalcuéyatl, es una montaña representativa para las y los tlaxcaltecas ubicada entre los estados de Tlaxcala y Puebla, considera también la 6ta montaña más alta de México con 4.461 metros de altura.  

Desde muy pequeña iba de visita con mi familia al monte que pertenece a la Malinche y actualmente que he cumplido el reto de llegar a la cumbre, fui consciente del  cúmulo de emociones que implica, de modo que compartiré lo que experimente en los ascensos que he realizado.

Llegar a cima de la Malinche es una experiencia que, como tlaxcalteca, me llenó de arraigo y orgullo porque es aquella montaña que veo al caminar por la calle que conduce a mi hogar y que desde la azotea admiro. Aquella que incluso extrañé cuando estuve fuera del estado, pero  que presumía aun sin haber subido más allá de las faldas.

Para vivir esta experiencia, las personas nativas, de otros estados o incluso de otros países, acceden desde los municipios de San Francisco Tetlanohcan o bien, por Huamantla. Pueden llegar muy temprano al albergue, rentar cabañas o acampar para ascender los más temprano posible, van con personas que conocen el camino o con algún grupo porque los senderos se encuentran oscuros y es necesario llevar lámparas e ir muy abrigados, para  quienes gusten de ver amaneceres, sin duda alguna esta es la mejor opción. 

Se madruga para iniciar el ascenso, en el camino encuentras diferentes grupos que incluso te saludan. Mientras te sumerges en el bosque todos tus sentidos pueden conectar con la naturaleza de diferente forma, pasas por diversos tipos de tierra, árboles, piedras, subidas y puede que te preguntes si falta mucho, o quizá te sientas cansado, pero cuando arribas al arenal puedes observar hasta dónde has logrado llegar y que solo falta un poco.  Al ascender de madrugada en este punto se puede observar cómo algunas personas que van más adelante llevan sus lámparas y entonces se ven luces en la montaña.

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La Malinche nos recibe con diversos climas, y hay ocasiones en que puede sorprender a sus visitantes vestida de blanco, cuando hay nieve, lo que la convierte en una experiencia aún más increíble, si bien la excursión se torna un poco más pesada.

La vista del amanecer durante el ascenso o en la cima provoca distintas emociones en cada persona, conecta con todos los sentidos. Desde mi experiencia, puedo decir que la vista es inexplicable y que solo se comprende una vez vivida, pues cada quien le da significado propio. 

Los ascensos son experiencias individuales, he observado que cada persona vive esta experiencia por diversos motivos y objetivos; incluso se dice que hay familias que suben para ponerle una ofrenda a la montaña como tradición y ritual, porque es sagrada para ellos y de esta forma piden la lluvia para los cultivos o agradecen por las cosechas en determinados momentos del año.  

El descenso es un proceso en el que puedes estar cansado mental y/o físicamente, en donde bajas porque no te puedes quedar allá arriba, aunque suene redundante. Quizá sientas los pies muy cansados y de bajada es cuando más amortiguan, la energía disminuye de manera considerable, sin embargo, sabes que valió el esfuerzo porque el día de mañana contarás tu experiencia y al ver las fotos, no comprenderás cómo es que lograste llegar hasta ahí y  qué tan fuerte eres.

Es muy importante que durante el descenso se tome  en cuenta la hora porque es peligroso bajar muy tarde, de hecho los policías cuidan que las personas no suban  tan tarde y que  bajen en un horario donde aún haya luz. De regreso es probable que vayas más lento, pero es conveniente mantener el mismo ritmo y no bajarlo.

Considero que el senderismo en la Malinche es una forma de comprobar que tan resistente es el cuerpo, así como la mente, pues  implica una conexión de mente y cuerpo porque puedes estar preparado en lo físico, pero si mentalmente te limitas, no avanzarás o viceversa. 

Esto conlleva un proceso de autoconocimiento y de saber cuál es nuestro ritmo, nos enseña a ser pacientes con nosotros mismos, además, como se apuntó con anterioridad, es una actividad recomendable para la salud física y mental. Hay personas que incluso se preparan con tiempo y practican en algunos cerros como el Cuatlapanga que tiene una de las vistas más bonitas frente a la Malinche. 

Para concluir, es importante mencionar que la Malinche nos permite experimentar las mejores conexiones con nuestros sentidos y hay que regresar esa energía que nos brinda cuidandola y preservándola; a través de diferentes actividades como llevarnos nuestra basura, apagar bien las fogatas, respetar su flora y fauna, además de apoyarla en este momento que más lo necesita, participar en reforestaciones porque se han perdido muchos árboles a causa del escarabajo  descortezador y por otras causas, por último recordemos que gracias a la Malinche los tlaxcaltecas tenemos agua en casa y aire puro.

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