Docentes y tecnología: experiencias ante el temible proyector

Por: David Valdez

Docentes y tecnología son algo poco compatible. Al menos ese es el imaginario colectivo presente. Cuando uno es estudiante es habitual ver a docentes pedir asistencia para conectar el proyector o cañón: la entrada no funciona, cambiar el cable o simplemente teclear Windows + P. La asistencia de estudiantes  cobró más auge durante la pandemia al pasar de un formato presencial a uno  virtual. Esta situación planteó un escenario adverso para todos y todas en el sector educativo y los memes no se hicieron esperar y es que ¿cómo íbamos a transitar hacia plataformas digitales cuando las y los profesores no sabían usar un proyector? Sí, con grado de doctorado, pero vencida/os por un proyector.

No obstante, hay que considerar que el proyector vence, en la mayoría de los casos, a toda persona que está frente a un grupo, en un salón de clases. En la universidad, uno como estudiante “millenial” se dice: es más diestro en el uso de tecnologías. Es por ello que las y los profesores jóvenes y los de edad más avanzada, suelen pedir ayuda a sus estudiantes en temas de tecnología. Este fue mi caso durante la educación media superior y la universidad; yo era quien apoyaba en conectar no solo el proyector, sino otro tipo de herramientas tecnológicas que requieren más pericia. 

El proyector y el estudiante parecen llevarse bien, al menos cuando toca solo asistir, porque si la actividad es exponer o presentar algo comienzan las complicaciones. Esta situación se asemeja a lo que viven las y los profesores en su día a día con el proyector (y otras tecnologías) y es una situación que en el presente del estudiante cuestiona las habilidades de las y los profesores, al menos respecto a las tecnologías, pero que puede llegar a ser comprendida cuando el estudiante sea un profesional que esté frente a grupo. Lo anterior fue más comprensivo en mi primera experiencia frente a grupo. Comprendí más sobre esa relación misteriosa e irónica: yo como profesor y conectar el proyector. 

Fue en verano del 2022 en el Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, Puerto Vallarta, Jalisco. Me solicitaron que diera un curso sobre Software de investigación a estudiantes de diversas universidades que estaban haciendo un verano de investigación científica y a estudiantes de la Maestría en Administración de Negocios. Todo fluyó bien, desde la planeación del curso hasta la gestión de los viáticos… Todo excelente: materiales preparados, diapositivas y hasta contenido temático ensayado. Pero nunca consideré las posibles complicaciones del proyector. Era una situación que obvié y di por resuelta. Lo había hecho muchas veces antes con mis profesores.

El día del curso llegó. Estaba nervioso ya que era mi primera vez frente a grupo como profesional con título y cédula. Comencé a preparar todo para iniciar: computadora lista, diapositivas listas, proyector…  un momento, pasa algo. Revisé todo lo que podía fallar, pero el proyector no colaboraba. ¡Vaya ironía! Un profesor joven millenial que no sabe cómo conectar un proyector. 

Pasaron diez minutos y el proyector no cedía. Aunado a los nervios naturales de comenzar con el curso, tenía la mirada de las y los estudiantes que esperaban ansioso/as, así como profesores e investigadores que llegaron de último momento, ya que deseaban tomar el curso para actualizarse. Mis nervios incrementaron exponencialmente porque la persona que me recomendó para el curso comenzó a presentarme con los invitados de último momento. Por mi cabeza pasaba: espérenme un momento, necesito conectar el proyector. De nuevo, vaya ironía.

Al final, un estudiante y el encargado de la sala de cómputo terminaron por asistirme y resolver el problema en menos de 30 segundos. Ante esa situación pensé en los memes que me podrían hacer: “muy experto en el tema de software, pero no sabe conectar un proyector y además está joven”. 

Inicié con el curso y fuera de la disputa con el proyector todo fluyó muy bien. Al terminar el día pensé en esta situación y recordé lo irónico que fue, ya que durante la prepa y la universidad fui yo quien asistió en conectar el proyector, pero ahora como profesor este me dio mi bienvenida y novatada.

Reflexionando un poco más sobre la situación, me hizo empatizar más con las y los profesores, no dimensionada todas las aristas de lo que implica estar frente a un grupo. Si bien es algo habitual en el día a día, uno como estudiante, no conoce todo lo que pasa por la mente de la o el profesor: nervios, los contenidos del día, preocupaciones, la presión de la relación con los estudiantes, docentes, investigadoras e investigadores, la vida personal, los pendientes, etc.

A mi regreso comenté esta situación con una persona que de igual manera tuvo su primera experiencia como profesora frente a grupo y justo le pasó una situación similar a la mía. Ella ayudaba a conectar el proyector, pero cuando le tocó estar frente al grupo este le mostró resistencia y un estudiante tuvo que ayudar.

Esto me llevó a reflexionar que las y los profesores independientemente de la edad tienen una relación misteriosa con el proyector, no es generacional, es contextual. Por lo que si tú en este momento eres estudiante o quien ayuda a conectar el proyector puede que el día que estés frente a grupo este falle. Pero tranquilo, son los nervios y muchos otros pensamientos que pasan por tu mente en ese momento, aquel que se da antes de comenzar una clase, charla, ponencia o conferencia. 

Las y los profesores jóvenes que van a iniciar puede que les suceda esta situación o tal vez con otros elementos: las diapositivas no cargan, los plumones no pintan o se me olvidaron, las bocinas no funcionan, no hay internet, el cable o adaptador no funciona etc. Solo recuerda que si esto llega a pasar podemos recurrir a los estudiantes, alguna vez lo fuimos y, con mucho gusto, ayudamos a nuestros profesores. Esta situación puede ser tu novata de bienvenida al mundo de la docencia y tal vez los memes no falten. 

El profesor y el proyector tienen una relación misteriosa y nerviosa en las primeras experiencias frente a grupo. ¿Te ha pasado una experiencia similar? 

Un comentario en “Docentes y tecnología: experiencias ante el temible proyector

  1. La novatada como bien relatas se acentuó durante y la pospandemia (me refiero solo a la vuelta a clases presenciales), pero considero de que es señal de que la academia debe estar adiestrada en su uso, como tambien los centros educativos dotar de los insumos necesarios para hacer un uso correcto del conocimiento y de los recursos. E incluso, me atrevo a ir más allá, que esa computadora que tiene el académico de plaza en su cubículo que solo visita una vez a la semana deba ser entregada a las salas de computación que cada universidad cuenta.

    Me gusta

Deja un comentario