Por: Edder Tapia
El 11 de enero pasado, esta misma plataforma se publicó un Fractal de Rubén Méndez sobre la legislación de la unam en torno al plagio académico. El meticuloso recuento legal del autor y su valoración del caso me hicieron cuestionar mis labores como docente en los niveles medio superior y superior. Ya sean casos nuevos o reincidentes, estos actos de calco y reproducción ocurren necesariamente bajo nuestra jurisdicción; la educación formal, los procesos de desarrollo, revisión y evaluación de proyectos y la entrega de resultados se efectúan ante el poderío de los responsables del aula y directivos. De tal forma que, ¿y si nosotros, los profesores, somos los principales promotores del plagio?
De acuerdo con Camilo Ayala Ochoa, algunos de los elementos que provocan el plagio inconsciente ―denominado también “por ignorancia”― pueden ser los recuerdos selectivos, los sesgos de la memoria o el autoengaño. Ahora bien, las razones por las cuales los estudiantes incurren en estas prácticas, de acuerdo con el consenso de especialistas, suelen ser inseguridades, desconocimiento del problema ético, insuficiencia de tiempo, falta de habilidades o ignorancia; sin embargo, resulta bastante cómodo apuntar los reflectores hacia los alumnos, sobre todo, al tratarse de un sistema que propicia la evaluación vertical (de una figura de autoridad a otra con menor poder), omnidireccional (sin la posibilidad de apelar la capacidad del instructor) y sin las herramientas de valoración eficientes.

Así, en diálogo con el texto de Méndez y de la “reciente” ola de polémicas en instituciones de educación superior en México relacionadas con este asunto, pretendo evadir momentáneamente los juicios morales en torno al plagio y juzgarlo como una apuesta de supervivencia escolar. A mi consideración, los alumnos se ven acorralados por los múltiples obstáculos del sistema educativo, sobre todo, de las deficiencias profesionales por parte de los docentes y del personal administrativo de sus instituciones. Con base en mi experiencia, clasifico en cinco las razones del plagio académico, sobre cada uno de ellos agregaré la posible responsabilidad del profesor.
Falta de comprensión del tema
Un gran número de estudiantes tiene dificultades para entender el material académico, por lo que recurren al plagio para consumar sus actividades. La responsabilidad del docente en el plagio estudiantil debido a la poca comprensión del tema es clara: es parte de su compromiso lograr que el estudiante alcance los aprendizajes. Esto significa no sólo explicar los contenidos de manera asequible, también proporcionar ejemplos, material adicional y realizar ejercicios de práctica para reforzar lo que se ha enseñado.
De igual forma, el docente debe ser consciente de los recursos disponibles para los estudiantes y asegurarse de que estén familiarizados con los procedimientos de citación correctos. Si los estudiantes entienden el tema, disminuye la probabilidad de plagio; por el contrario, la obligación de cumplir con proyectos sobre asuntos incomprendidos es mayor que la responsabilidad ética.
Poca motivación para realizar el trabajo
¿Cuántos de nosotros hemos asistido a sesiones aburridas, sin objetivos específicos y con docentes que no incitan la reflexión o participación activa? Parte importante del proceso de enseñanza es que los alumnos estén motivados para realizar su trabajo. Esto significa encontrar formas de hacer que las clases sean interesantes y relevantes para los estudiantes, ofrecer incentivos por un trabajo bien hecho y tener discusiones críticas sobre los contenidos.
Otro aspecto de la motivación recae en la necesidad de diseñar actividades, tareas, evaluaciones, o cualquier contenido empleado durante el desarrollo del curso, con una aplicación directa en la vida social y profesional. Décadas de repetición de “ejercicios” extraídos de formularios, libros de texto o guías de estudio pensadas para memorizar instrucciones y no para resolver casos prácticos han generado una inconexión entre el conocimiento teórico y la habilidad práctica; es decir, no aplicamos nuestras habilidades, nuestro desenvolvimiento profesional se alimenta del conocimiento empírico.
Falta de habilidades de investigación
Muchos estudiantes no tienen las habilidades necesarias para buscar información adecuada en repositorios digitales o en las bibliotecas. Esto los lleva a recurrir al plagio como una solución fácil. Es responsabilidad del docente proporcionar a los estudiantes la información y el entrenamiento necesarios para desarrollar sus habilidades de investigación. Esto significa enseñarles no sólo cómo hacer investigaciones, sino a evaluar la calidad de la fuente de información. El docente también debe ser consciente de los recursos disponibles para los estudiantes y asegurarse de que estén familiarizados con los procedimientos de citación correctos. Si los estudiantes tienen buenas habilidades de investigación, tienen menos probabilidades de cometer plagio por omisión. Además, el docente debe alertar a los estudiantes sobre las graves consecuencias del plagio y asegurarse de que entiendan que su trabajo debe ser original.

Presión académica y social
En ocasiones, el alumnado se siente obligado a mantener un alto promedio académico, ya sea por motivos personales, presión familiar, para conservar una beca o cuidar su registro académico en vísperas de un posgrado. Por otro lado, la presión social de continuar al día con sus compañeros de clase y no identificarse como el rezagado o el “fósil” debido a la atiquifobia ―la arcaica idea del fracaso como un error― los lleva a recurrir al plagio.
La responsabilidad del docente debido a la presión académica y social consiste en ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades para lidiar con la presión; esto es, proporcionar herramientas para gestionar el estrés, explicarles el valor de la honestidad académica y alentarles a tomar decisiones responsables. Además, es necesario que los docentes no comparen los procesos formativos del alumnado: nociones como “mi mejor alumno”, “la más brillante de su generación” o la división entre alumnos regulares e irregulares, más allá de la función administrativa, motivan la competitividad insana.
Falta de conciencia sobre las consecuencias del plagio
Por último, hablemos del más elemental, pero muchas veces eludido, origen del plagio: la desinformación. Algunos estudiantes no tienen conciencia de las consecuencias legales y académicas, por lo que consideran que el uso del trabajo ajeno es aceptable. Es frecuente que, por la atención mediática y reiteración en contextos escolares, los cuerpos docentes den por sentado que el alumnado conoce el plagio y sus consecuencias; sin embargo, no existe información clara durante todo el proceso formativo ―desde la primaria hasta la universidad― y se piensa que las y los estudiantes han aprendido por su cuenta cómo evitar el plagio y han reflexionado sobre sus consecuencias. Esta situación empeora si los docentes tampoco están involucrados en esta lid y ellos mismos incurren en prácticas fraudulentas.

Conclusión
Recordemos los altos números de deserción escolar y la vulnerabilidad en la que se encuentran los estudiantes. Los profesores deben sopesar qué problema atacar en las aulas y cuál poner en segundo plano, lo que de cierta forma los vuelve cómplices por omisión. Si el objetivo central de los profesores es “impartir conocimiento” para cubrir sus horas clase y el de los alumnos es cumplir cuotas de asistencia para alcanzar el siguiente grado escolar, el proceso de enseñanza-aprendizaje queda relegado. Asimismo, se da prioridad a los contenidos curriculares tradicionales, las habilidades de investigación y la formación ética es delegada “al otro”. ¿En México a quién le interesa investigar si se puede producir?
Por supuesto, existen diferentes orígenes para el plagio y cada contexto varía; sin embargo, es importante reconocer la labor que tenemos como profesores, formadores o figuras de autoridad. Es muy sencillo señalar a un alumno en una situación vulnerable, con nula capacidad de anteponerse ante el abuso de poder y con procesos formativos deficientes, la responsabilidad docente radica en acompañar a otro ser humano en la toma de decisiones, no sólo académicas, sino de vida.
Lista de referencias
Ayala Ochoa, Camilo, Letras impostoras. Reflexiones sobre el plagio, [en línea], 1a edición, Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2022, consultado en: https://omp.uaa.mx/index.php/uaa/catalog/download/168/159/741?inline=1.
Girón Castro, Sonia Jannet, Anotaciones sobre el plagio. Cree en tus ideas, [en línea], 5a edición, Universidad Sergio Arboleda, 2015, consultado en: https://www.usergioarboleda.edu.co/wp-content/uploads/2015/05/Libro-No-Plagio_-Digital-1.pdf.Méndez, Rubén, “¿Qué dice la Legislación Universitaria de la UNAM sobre el plagio?”, en Fractales, [en línea], 11 ene. 2023, consultado en: https://remji-fractales.com/2023/01/11/que-dice-la-legislacion-universitaria-de-la-unam-sobre-el-plagio/

