Leer el mundo a través de la escucha: reflexiones en torno a las sonoridades

Por: Fabrizio Pascacio

Hace un par de meses, en un diálogo musical con mis amigos de Flor de Muerto (Chiapas, México), con quiénes tenemos un proyecto musical de “sonoridades latinoamericanas”, surgió la interrogante por parte de uno de los integrantes sobre las composiciones armónicas y discursivas de las canciones.

Yo, siendo compositor de los temas del grupo, recordé, durante la elaboración de una de las piezas musicales, haber leído una entrevista de Silvio Rodríguez[1] en donde el cantautor cubano, explicó, que sin excepción, somos capaces de crear, acentuando que la música tiene mucho de juego. Que uno comienza jugando con su instrumento musical, posteriormente, lo que emana de ese “juego”, con el uso razonado de sentido, podemos significarlo, hoy, quizás mañana o en un año, es decir, consecuentemente eso que nació desde la breve experiencia inmediata, con nuestros conocimientos se le puede dotar de forma y encauzar como creación de una obra.

Flor de Muerto

Fuente: Alexander Gómez

Sin embargo, en medio de este juego creador de mi canción, durante el proceso creativo, vislumbré imágenes que aludían a un recuerdo amoroso de pareja, en el que alrededor de éste no había música propiamente, pero que el sonido que estaba emanando yo en el presente en que componía la melodía, me “tocaba” la piel sonoramente a través de la memoria. Aunque lo interesante es que la canción nunca terminó hablando sobre “el amor de pareja” la melodía provenía de dicha sensibilidad[2] y, entonces, respondí: “creo que leo los sonidos como imágenes”. Quizás en este momento, inconscientemente reviví a través del recuerdo, lo que Ana Lidia Domínguez llama la memoria sonora, que funciona como correlato de nuestro pasado:

Es importante notar que la memoria sonora no solo recoge imágenes, sino sensaciones asociadas al valor emocional atribuido a un sonido. Se trata de una escucha evocativa cuya activación nos permite revivir, apenas por un instante, ciertas escenas sonoras significativas de nuestra vida.[3]

Efectivamente, la experiencia sonora se encuentra vinculada al ramo de nuestras emociones y procesos afectivos que, indiscutiblemente, influyen sobre nosotros con sensaciones acústicas. Es por eso, que una melodía armónica siendo objetivada en el mundo material como cosa intangible puede ser escuchada e interpretada de diversas formas a través de la subjetividad de las personas. Si bien, para crear música, por ejemplo, se requiere de nociones elementales de ésta, podemos configurar creaciones a partir de nuestra capacidad de interpelarnos con nuestra imaginación e imaginarios socio-contextuales, ver a través de esas imágenes nuestros propios sonidos. Murray Schafer al dar clases a niños (no excepcionales en la música decía él), pudieron crear breves melodías originales[4]. ¿Cómo es que ellos realizaban una lectura  aural (auditiva)[5] del mundo a partir de sus ínfimos conocimientos de la música?

Marimba Binacional Maya-Chuj

Fuente: de autoría

Leer el mundo a través de la escucha implica decir que es aprender a escuchar ese otro-nosotros, lo externo, a observar con nuestros oídos, pues, cada cultura si bien habita su propio mundo con sus prácticas audibles, órdenes, significados y tramas relacionales, no podemos obviar; como remarca Domínguez, que tenemos sí o sí una institucionalización de la escucha y la sensibilidad, que deviene de nuestra situación como sujetos situados, encarnados (sensibles) y mediados por diversos factores (corporales, físicos, simbólicos, etc.)[6] en el actual mundo de la industria cultural y los consumos culturales.

La escucha y la misma creación de nuestros sonidos se encuentra relacionada con la despectiva existencia de la idea de una “superioridad” de la escucha. Es decir, no ha faltado que diversos grupos sociales que se identifican con la vertical idea de “alta cultura”[7], con esta supuesta “superioridad”, desprecien a través del racismo, clasismo y otros tantos términos que puede agregarse a la idea de colonización de la escucha, otros modos de escucha existentes en la actualidad en lo profundo de los pueblos del mundo. Reconocer que existe una “alta cultura” que sabe escuchar lo “exquisito” implica discriminar que todo lo que no se encuentra dentro de este canon estético, es desechable y que existe una “baja cultura” de la escucha.

No quiero decir con esto que las complejidades armónicas desarrolladas a través de los siglos tengan que derruirse, ni que la música y la diversidad de combinaciones de sonidos, por ejemplo, oscile en un conformismo mediocre. Inevitablemente, el medio sonoro se nos impone, pues todo lo que encontremos alrededor de nosotros es captado por nuestro oído, casi sin escapatoria alguna. Se nos enseña a escuchar en medio de la cotidianidad, muchas veces, discriminando subjetivamente que sí es y que no es un sonido, quiénes escuchan y quiénes no lo escuchan y se silencian a las culturas aurales, todas aquellas que tienen propias formas audibles y sonoras identitarias, que pueden desarrollarse con mayor ahínco.

Pintura de Alex Folk

Fuente: de autoría

Compañeros “excepcionales de la escucha”, reparar sin empatía frente a quienes consideran que no poseen el talento necesario, terminan por silenciar las múltiples posibilidades de desarrollar las limitaciones de los sujetos que la mayor parte de su vida han crecido escuchando lo mismo día con día, año con año en el barrio, la comunidad, en la rutina productiva del trabajo. Se necesita un doble esfuerzo por contribuir a descolonizar la escucha, a comprender los modos de escucha múltiples.

En el mundo contemporáneo, nos dice Murray Schafer, con el paisaje sonoro contaminado de ruidos, hemos aprendido a ser nosotros con ellos, a convivir sin reparar contrariamente a su existencia, en otros tantos momentos, la expansión del ruido se da como parte de una dominación que avanza a la par del desarrollo tecnológico de la modernidad capitalista.[8]

Todos podemos crear y escuchar.[9] Los poetas, en su caso hacen uso de un tipo de escucha distinto, nuestra madre hablándonos a las seis de la mañana con cierta especificidad, el sonido de un beso en el cara-a-cara del eros, un grito de alegría, de denuncia, un recuerdo amoroso de pareja, de lucha, con fibras sensibles que nos hacen conscientes de nuestra existencia aural, como creadores de frecuencias únicas.

Imagen 4Fuente: Nestor Martínez


[1] Véase en Olivares, Juan José, “Para mí componer tiene mucho de juego”: Silvio Rodríguez en La jornada [en línea], 06 de oct, 2021.

[2] Si se desea escuchar dicha canción, véase: Flor de Muerto, “Somos serpiente, águila y jaguar (remix)” en Sabor y cultura, 23 de enero de 2023, 00:00-04:22.

[3] Domínguez, Ana Lidia M. “El oído. Un sentido, múltiples escuchas. Presentación del dosier Modos de escucha [en línea] en Modos de escucha, 2019, p. 98.

[4] Murray Schafer, R., El rinoceronte en el aula, 1984, p. 7

[5] Lo aural hace referencia a las cuestiones auditivas, todo lo que está relacionado con el “oído”. Véase más en: Domínguez, Ana Lidia M. “El oído. Un sentido, múltiples escuchas. Presentación del dosier Modos de escucha [en línea] en Modos de escucha, 2019

[6] Domínguez, Ana Lidia M., op cit. p. 95

[7] La institucionalización de “alta cultura” como concepto para preponderar productos artísticos como lo más sublime y de alto valor simbólico, deviene, precisamente, del valor cargado por el capital cultural que se establece por las nociones de clase social alta y sus mercados culturales. Véase más en: Bourdieu, Pierre. Los tres estados del capital cultural, [en línea],1979.

[8] Domínguez, Ana Lidia M. op. cit. p. pp. 100-101

[9] Esto, a menos que exista una atrofia que limite nuestras condiciones físicas y mentales, no es generalizable, véase más: Murray Schafer, op. cit. p. 10


Referencias

Bourdieu, Pierre. “Los tres estados del capital cultural”. en Sociológica, UAM- Azcapotzalco, México, núm 5, pp. 11-17. Consultado en: https://sociologiac.net/biblio/Bourdieu-LosTresEstadosdelCapitalCultural.pdf

Domínguez Ruiz, Ana Lidia M. “El oído: un sentido, múltiples escuchas. Presentación del dosier Modos de escucha” [en línea] en Dossier: “Modos de escucha”, Portal de Publicaciones y Científicas CAICYT-CONICET, no 2, vol. 7, 2019-2020, pp.  92-110. Consultado en: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/oidopensante

Flor de Muerto, “Somos serpiente, águila y jaguar (remix)” en Sabor y cultura, compositor Fabrizio Pascacio, KARL Records, México, 2023.

Murray Schafer, R., El rinoceronte en el aula, 1ra. Edición en español, RICORDI AMERICANA S.A.E.C., Buenos Aires, 1984.

Olivares, Juan José, “Para mí componer tiene mucho de juego”: Silvio Rodríguez en La jornada [en línea], 06 de oct, 2021, consultado en: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/06/10/cultura/para-mi-componer-tiene-mucho-de-juego-silvio-rodríguez/

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