Por: Aimée Boeta

Fuente: Crunchyroll
Después de diez años de existencia, el 4 de noviembre de 2023, Attack on Titan también conocido como Shingeki no Kyojin, por su nombre en japonés, llega a su fin, culminando así la historia de Eren Jaeger, los habitantes de la isla Paradis y los titanes.

Fuente: Crunchyroll
En 2013 comenzó a emitirse el anime, siendo una adaptación del manga homónimo creado por Hajime Isayama. Este anime perteneciente al estilo shonen, se ambienta en un mundo donde los humanos están obligados a habitar dentro de murallas para estar a salvo de los titanes, seres gigantes con apariencia humanoide que se alimentan de humanos.
La historia gira en torno a Eren Jaeger, un niño que presenció la destrucción de su pueblo y de su madre a manos de los titanes. Después de este traumático suceso se enlista como parte del ejército de las murallas junto a sus amigos Mikasa Ackerman y Armin Arlert, con el propósito de acabar con los titanes y poder ser libres de la violencia y miedo que ejercen estos terroríficos seres.

Fuente: Crunchyroll
Si bien la primicia inicial señala a los titanes como los claros enemigos a vencer, conforme avanza la historia, la línea entre el bien y el mal se desdibuja. Los personajes que parecían héroes realizan acciones cuestionables que en cualquier otra historia los volvería villanos, incluso los malvados titanes se convierten en personajes que provocan empatía en el espectador por toda la carga emocional que llevan detrás.
Attack on Titan muestra una historia donde los ideales de sus protagonistas son cuestionados de manera constante, donde se puede apreciar que los valores idealistas pueden contorsionarse hasta tal punto en el que la muerte de millones parece justificable por el “bien mayor” y donde el poder puede ser usado de forma negligente y como todas las acciones tienen consecuencias que van más allá de los personajes. Causando que los espectadores siempre estén al filo de su asiento esperando saber qué pasará después.
Las historias demuestran cómo el ser humano no es bueno, ni malo, sino que, dependiendo de su entorno, sus decisiones van cambiando y que al final busca lo mejor para su comunidad, aunque esto pueda causarle daño a él y a otros. En su argumento final habla de cómo el odio y el resentimiento generan que se actúe de forma violenta, resultando en un ciclo interminable donde las víctimas se vuelven los victimarios y viceversa, obligándose a cuestionar si realmente el odio vale la pena, si eso evita que llegues a una paz verdadera.
El anime es una experiencia que vale la pena, pues su filosofía e historia te obligan a pensar qué tan lejos estarías dispuesto a llegar por proteger a los tuyos.

