Por: Natalia Morales
La sociedad en la que vivimos actualmente tiene ciertas características muy específicas, y una de ellas es que se rige bajo la idea de que lo masculino es un ideal mientras que lo femenino es lo indeseable y aborrecible, llegando a ser considerado símbolo de inferioridad y debilidad, por ejemplo en el ambiente laboral, en el cual la vestimenta adecuada son trajes de colores oscuros con formas masculinas, como líneas rectas y patrones diseñados para ocultar la figura femenina; estas percepciones de la realidad se inmiscuyen en nuestros pensamientos mediante los medios de comunicación, lo que nos proporciona el cine, la música, la televisión y en nuestra contemporaneidad, las redes sociales, pero últimamente se ha registrado un cambio en este pensamiento y mucho se debe a la influencia de las recientes tendencias.
La percepción negativa acerca de lo femenino se ve retratada en muchos de los productos que consumimos, nos encontramos con ejemplos claros si observamos las producciones de la muy extensa y reconocible filmografía que ha existido estos últimos años, así como la recepción que hubo del público a estos productos y la manera en la que fueron comercializados.

Fuente: Shoplook
Un caso sobresaliente es “Mean Girls” o por su título en español “Chicas pesadas” película en la cual podemos observar cómo se señalan las actitudes superfluas de ciertos personajes femeninos, caracterizados con vestimentas repletas de rosa, brillos, faldas y tacones, elementos comúnmente asociados a lo femenino, mientras que el protagónico que más tarde representará el ideal rechaza estos parámetros y se adapta más a características masculinas como son los pantalones de colores oscuros, las ropa ancha y el gusto por una área dominada por el género masculino.
Mismo patrón que se ve repetido en decenas de productos similares, en los cuales la hiperfeminidad es sinónimo de frivolidad, banalidad, debilidad, inferioridad y un claro objeto de burla y ridiculización. De los pocos casos donde encontramos exactamente lo contrario es en la película “Legally blond” o por su título en español “Legalmente rubia” donde podemos observar a nuestra protagonista precisamente siendo la materialización de lo hiperfemenino, siendo el rosa su color característico y contra todo pronóstico de sus antagonistas su historia finaliza con ella obteniendo sus metas escolares, al graduarse con el mejor promedio en la carrera de leyes en Harvard.
Como se mencionó ya, estos materiales afectan de manera poco sutil el comportamiento de las personas, que se ve modificado para poder encajar en lo denominado bueno o agradable. Por ello durante el periodo en el que estos productos estaban en la punta de popularidad se observó un gran hype en el movimiento “Girl Boss” en el cual las mujeres adoptaban estas características masculinas para obtener reconocimiento en las diferentes áreas de su vida, aunque de forma primordial en el ámbito laboral.
Sí bien este movimiento hasta cierto punto cumplió con la función de empoderar a las mujeres, solamente lo hizo para una parte muy pequeña de la población femenil, ya que para la clase obrera el ideal de usar trajes comúnmente masculinos, volverse la jefa y tener una actitud fría y calculadora no era precisamente adaptable a sus estilos de vida.

Fuente: Vogue
Desde entonces muy pocas de las siguientes tendencias han hecho avances por esta misma causa, hasta estos últimos años, en los que gracias a las redes sociales se han viralizado diferentes movimientos que impulsan el empoderamiento al mismo tiempo que reconocen y abrazan la feminidad que se he reprimido por años.
Las redes sociales nos brindan tanto conocimiento de situaciones al otro lado del mundo al mismo tiempo que ayudan a la propagación más eficiente de las tendencias, lo más visto en las redes sociales de algún evento o cualquier hecho noticioso visitado con mucha frecuencia en un lapso corto de tiempo.
En los últimos meses nos hemos encontrado con una renovada tendencia hacia la hiperfeminidad, el gran éxito comercial con la película Barbie es una clara muestra de ello, la gran recepción que hubo por parte de la comunidad femenina, las múltiples tendencias en torno a este acontecimiento y el pensamiento que se vio impregnado en los productos posteriores.
La moda, que también ha sido tomada por banal, ha tenido un papel muy importante en diferentes movimientos revolucionarios, desde utilizar ciertos colores o frases hasta slogans políticos, principalmente en el movimiento sufragista por el voto femenino, los colores distintivos fueron el verde, el blanco y el morado, esta era la manera de distinguir a las contribuyentes, pero también se utilizó como un vehículo para hacer llegar su pensamiento a más personas al adoptar una vestimenta clásica para ser más agradable a los posibles simpatizantes.
La tendencia más reciente y sonada de la que podamos hacer mención es el “Coquette” que comenzó para muchos solo como una moda más, llena de moños, holanes y el color rosa, pero que, como es común en la moda, se transformó en un acto político, en una herramienta de lucha y una prueba de resistencia.
Esta moda se ha convertido para muchas mujeres en una oportunidad perfecta para quitar el estigma hacia ser una chica básica o femenina, en una ocasión impecable para redefinir esta percepción y, así, abrazar y celebrar su feminidad de la mejor manera en sus muy individuales casos.

Fuente: Vogue
Cada persona puede tener una expresión de género diferente, y no es necesario limitarse a las distintas modas que se presenten, más, es importante hacer notar que estas mismas modas nos ayudan a conocer diferentes opciones para expresarnos, mismas que podemos adaptar de acuerdo a nuestro pensamiento y estilo de vida no es preciso hacer notar que nos muestran múltiples opciones para realizarlo y elegir la que más se adapte a los diferentes pensamientos y estilos de vida. Las últimas modas pueden servir para generar un cambio en el pensamiento y percepción de la feminidad, así como impulsar su celebración y permitirnos disfrutar de la manera en que nos parezca más conveniente.

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