¿Por qué necesitamos las ferias del libro en México?

Por: Edder Tapia Vidal

Con la 45a edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, se ha generado un júbilo derivado de las actividades culturales que propone este magno evento organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México; recordemos que, por su naturaleza, las Ferias del Libro no son eventos únicamente culturales, también atestiguan actividades económicas y profesionales: se concretan acuerdos de distribución, traducción, edición y compra de ejemplares, entre otras. Sin embargo, es pertinente cuestionar si realmente necesitamos estas ferias en un contexto donde la tecnología ha transformado la forma en la que accedemos a los libros e interactuamos con la cultura. Este fractal busca explorar tanto los aspectos positivos como los desafíos que plantean las ferias del libro y reflexionar sobre su relevancia en la sociedad.

A manera de contexto, México es ampliamente reconocido por la organización de estos eventos  En nuestro país se celebra la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la cual es reconocida como la más grande del mundo en términos de participación[1] y la segunda en cuanto a la presencia de editoriales, solo superada por la Feria de Frankfurt. Según datos proporcionados por la propia organización, se registraron ingresos ―no utilidades― por casi 110 millones de pesos[2]. En otra latitud, en la Ciudad de México se lleva a cabo la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que se enfoca en promover el ecosistema literario en audiencias más jóvenes. Desde esta perspectiva, México se posiciona como un punto clave en la amplia línea de producción de la industria editorial, no solo en Latinoamérica, sino a nivel mundial.

Fuente: Kate Bezzubets

A nivel nacional, la plataforma Sistema de Información Cultural reporta en los datos oficiales de la Secretaría de Cultura que en México hay registradas 145 ferias del libro,[3] aunque cabe mencionar que existen otras no oficiales que también son de gran importancia. Ahora bien, en México, nación que históricamente ha centralizado las actividades económicas y culturales, las ferias están distribuidas en los principales núcleos económicos y urbanos: la Ciudad de México cuenta con 45 ferias, seguida por Veracruz con 9, y a continuación se encuentran Sonora, Puebla y el Estado de México, con 8 cada uno. Estas ferias son actividades económico-culturales que facilitan la conexión entre los profesionales del libro[4], instituciones públicas, privadas y los lectores.

Naturalmente, no todos los participantes pueden costear el desplazamiento a un evento de carácter internacional, lo que implica mayores costos y una competencia más intensa. Por ello, en ocasiones se realizan actividades a nivel estatal que se centran en las necesidades específicas de la región o se adaptan para satisfacer el interés del público de otras áreas geográficas.

Ahora bien, ¿cuáles son las ventajas de estas ferias? En primer lugar, la promoción de la lectura. Las ferias del libro acercan al público con el material lector. La ausencia de textos literarios en las escuelas, la deficiencia operativa de los sistemas bibliotecarios público y privado en México, el aún enorme déficit en la realización de la Estrategia Nacional de Lectura y la falta de capacitación en los docentes de lengua y literatura dificultan el entendimiento y acercamiento entre actores y libros[5]. Las ferias fomentan el hábito de la lectura al ofrecer un espacio dedicado a los materiales donde las personas pueden explorar diferentes géneros y títulos; es posible acercarse a mediadores de lectura, escuchar lecturas en voz alta, interpretaciones de obras o los vendedores pueden ayudar a buscar libros de acuerdo con los perfiles.

Además, las ferias ofrecen a los asistentes la oportunidad de explorar una amplia variedad de títulos, desde los populares best sellers hasta obras menos conocidas pero igualmente valiosas. Asimismo, pueden descubrir obras de autores locales e internacionales que quizás no estén disponibles en las librerías locales. Esta variedad en la oferta de libros permite al público ampliar sus catálogos de lectura , encontrar traducciones o versiones en otros idiomas y descubrir nuevas obras que de otro modo podrían pasar desapercibidas. No olvidemos que también se ofrece la oportunidad de conocer y escuchar a autores en charlas, presentaciones y sesiones de firma de libros. Esta actividad enriquece la experiencia de lectura y permite interactuar directamente con los creadores de las obras, situación que en muchos casos motiva y vuelve significativo el acto.

También desempeñan un papel fundamental para la industria editorial, puesto que ofrecen un espacio físico donde las editoriales pueden promocionar y vender sus libros de manera directa a un público diverso y numeroso. Por ejemplo, en la FIL de Guadalajara del 2023, se registraron 2469 sellos editoriales que representaron a 61 países[6]. Todos ellos, exhiben sus publicaciones, desde best sellers internacionales hasta obras de autores locales emergentes, lo que les posibilita llegar a un amplio espectro de lectores y potenciales compradores. Además, estas resultan ser una plataforma invaluable para establecer contactos y negocios entre profesionales del sector, incluyendo editoriales, agentes literarios, distribuidores y libreros, lo que facilita la colaboración y el intercambio de ideas en el ámbito editorial.

Fuente: Código Espagueti

Quisiera hacer un espacio para remarcar, también, la necesidad de las ferias regionales o locales, aquellas que proporcionan un espacio vital para promover la cultura editorial y literaria a nivel local ―de hecho, existen ferias organizadas espacios geográficos reducidos como colonias o unidades habitacionales―. Estos eventos, aunque pueden tener un alcance más limitado que las ferias nacionales o internacionales, son necesarios para dar visibilidad a autores locales, editoriales en ciernes y proyectos independientes que, de otra manera, podrían pasar desapercibidos en eventos magnos. Por ejemplo, la Feria del Libro de Oaxaca celebra, entre otras cosas, la diversidad cultural y lingüística de sus respectivas regiones, ofreciendo una oportunidad accesible para autores locales con una dinámica cultural, económica y lingüística distinta a la hegemónica.

Las ferias, asimismo, tienen un impacto económico y social significativo en las comunidades donde se realizan; generan empleos, fomentan el turismo cultural y apoyan la economía local a través de la venta de libros y productos relacionados ―o no― con la literatura. Además, son una oportunidad favorable para fortalecer los vínculos entre los distintos actores del sector editorial a nivel regional, creando así una red de apoyo y colaboración que contribuye al desarrollo y promoción de la cultura literaria de la región. Pienso sobre todo en la amplia interacción entre el sur de Jalisco y Colima, regiones que comparten una gran riqueza cultural y que han generado una identidad conjunta ―se le debe a Arreola el término Jaliscolimán―. Las ferias del libro regionales son espacios imprescindibles que enriquecen la vida cultural y social de sus comunidades, promoviendo la diversidad, el intercambio de ideas y el acceso a la literatura en todas sus formas y expresiones.

Fuente: Proceso

Ahora bien, existen varias desventajas relacionadas con este tipo de eventos, las cuales se manifiestan con los problemas logísticos, falta de promoción de la lectura y prejuicios sociales arraigados. Frecuentemente se asume que la simple asistencia a una feria del libro despertará el interés por la lectura, motivará repentinamente a los asistentes a comprar libros o incluso provocará un repentino entusiasmo por la cultura; no obstante, la realidad es otra, algunas personas pueden sentirse abrumadas por la cantidad de información visual o auditiva disponible en los recintos. Igualmente, podrían malinterpretar la naturaleza de las ferias, pensando que se trata más de un evento meramente comercial que de una actividad para promover la cultura.

No olvidemos que las actividades centralizadas, hegemónicas y enfocadas en los grupos con poder cultural fomentan la exclusión de pequeños editores y las autorías independientes. Las grandes ferias del libro suelen estar dominadas por editoriales y autores establecidos, lo que puede dificultar que los escritores independientes y los pequeños editores encuentren visibilidad y oportunidades de promoción. Aquellos que no posean capital cultural o no se encuentren en la factura de los grupos dominantes difícilmente accederán a espacios de proyección de este tipo. A manera de conclusión , las ferias del libro ofrecen numerosas ventajas, como la promoción de la lectura y el acceso a una amplia variedad de libros y autores, pero también presentan desafíos, como la falta de instrucción sobre su operación y la comercialización excesiva. En un país con niveles alarmantes de deficiencia en la comprensión lectora, con un alto número de población sin acceso a servicios básicos y con altos niveles de violencia de todo tipo, la promoción de la lectura no sobra. Cada espacio, actividad y acción para fomentar la sana interacción entre individuos y aportación al tejido social genera contrapeso. Es nuestra labor, no sólo defender este tipo de actividades, sino, asistir y promocionar su existencia, ya sea a nivel local o en eventos de talla internacional.


[1] Con un récord histórico de 857,315 asistentes en la edición de 2023. Véase: Quiroga, Ricardo, “FIL Guadalajara reporta números negros y cifra récord de asistencia”, en El Economista, [en línea], 03 dic. 2023.

[2] Ídem.

[3] Sistema de Información Cultural, Ferias del libro, [en línea], 22 feb. 2024.

[4] La línea de producción que abarca desde la escritura de un libro hasta la adquisición por parte del público lector puede  involucrar a más de quince personas dedicadas a funciones diversas. Entre los denominados profesionales del libro se encuentran escritores, agentes, editores, traductores, impresores, distribuidores, diseñadores, revisores, libreros, críticos, promotores, bibliotecarios, dueños de editores, entre otras personas.

[5] Quezada Escamilla, Diana, “Discusión de resultados”, en Diagnóstico de la Red Nacional de Bibliotecas públicas de México (tesis), [en línea], 2015, pp. 309-320.

[6] Quiroga, op. cit.


Lista de referencias

Quiroga, Ricardo, “FIL Guadalajara reporta números negros y cifra récord de asistencia”, en El Economista, [en línea], 03 dic. 2023, consultado en: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/FIL-Guadalajara-reporta-numeros-negros-y-cifra-record-de-asistencia-20231203-0074.html.

Sistema de Información Cultural, Ferias del libro, [en línea], consultado en: https://sic.cultura.gob.mx/lista.php?table=feria_libro&disciplina=&estado_id=. Quezada Escamilla, Diana, “Discusión de los resultados”, en Diagnóstico de la Red Nacional de Bibliotecas públicas de México (tesis), [en línea], Universidad Nacional Autónoma de México, 2015, consultado en: https://repositorio.unam.mx/contenidos/diagnostico-de-la-red-nacional-de-bibliotecas-publicas-de-mexico-127451?c=4EwNvx&d=false&q=*:*&i=1&v=1&t=search_0&as=0

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