“Gimme Shelter” y el fin de la década los sesenta (parte 1)

Por: Oziel Ramírez

En este fractal me propongo esbozar una reflexión sobre la canción “Gimme Shelter” centrándome en su lugar en el imaginario fatalista de Estados Unidos a fines de la década de los sesenta.  En esta primera de dos partes me limitaré a señalara que este tema fue concebido para expresar cierto pesimismo y cómo esta visión fue potenciada por la cinematografía de ese país, mientras que en la segunda exploraré brevemente la expresividad de su sonido blues y la coincidencia de su estreno con la publicación ciertos acontecimientos de la Guerra de Vietnam.

Por la razón que sea, la música de habla inglesa de la década de los sesenta suele evocarme lugares en los que jamás he estado, con los que no tengo nada que ver; de los que no sé si su tierra es blanda o áspera y tampoco conozco sus aromas ni sabores. Tengo la impresión que sonoridades como las que los Rolling Stones le dieron a “Gimme Shelter” en 1969 lograron representar en pocos minutos algunas de las experiencias que marcaron una época. Es una canción que, como otras, se mostró atónita ante las imágenes de brutalidad que llegaban desde los territorios azotados por la Guerra Fría y por la agitación social que recorrió el mundo hacia el fin de esa década. Su lugar en la cultura estadounidense[1] no se limita a que, por así decirlo, “suene como a Vietnam” pues, al menos durante un tiempo, estuvo asociada a un sentimiento de fatalidad que embargó a la primera generación que la escuchó.

Hay dos versiones sobre su origen. La primera es de Keith Richards, guitarrista de los Stones, quien señaló en una entrevista para Harper´s Baazar[2] que la idea le vino mientras, asomado a la ventana en un departamento londinense, vio a un grupo de personas buscar refugio de una lluvia tormentosa, lo cual le pareció una idea germinal que podría funcionar para una canción y decidió presentársela a la banda. La otra es de Mick Jagger, el vocalista, quien dijo      a la revista Rolling Stone[3] que la composición de todo el álbum Let it Bleed, que comienza con la canción de la que estamos hablando, estaba empapada de la violencia que podía verse en la televisión por esos años, especialmente la de Vietnam. A su juicio, aquella guerra había sido realmente asquerosa, no se la podía comparar con otras, lo que ahí pasaba no se había visto nunca[4]. Así que “Gimme Shelter”, según él, es una suerte de tema del fin del mundo[5].

Fuente: Pxfuel

Para comprender mejor estas sensaciones me parece buena idea abordar una breve descripción del tema. La canción inicia con una melodía guiada por una guitarra rítmica acompañada por un güiro y coros, la guitarra principal de la banda apenas da unas notas tímidas de vez en vez. Suena veraniega: recuerda la calidez y el olor a sal de mar. Al poco tiempo, las notas de la guitarra principal dejan de ser esporádicas, ahora es el bajo quien pone notas de manera discontinua sin ninguna delicadeza. De pronto, irrumpen las notas de un piano que hacen las veces de un trueno y dan paso a la cadencia de la batería, la cual marca el momento justo en el que las guitarras y el bajo se entremezclan para saturar el sonido como lo harían las hélices de un helicóptero que oblitera la calma del cielo. La canción ha entrado en calor para ese punto, se vuelve idónea para que la acompañen tonos vocales que hablan del temor a ser devorado —eventualmente, quizá— por las llamas de la guerra. A la mitad está el clímax: consiste en algunas florituras de una armónica y de la guitarra principal que se pliegan ante la poderosa voz góspel de Mary Clayton, cantante que fue contratada un tanto de improviso durante las grabaciones porque los Stones consideraban que sería mejor una voz femenina para dar vigor a las líneas “Rape, murder! It´s just a shot away”.

Hay más elementos que el contenido lírico y sonoro de la canción que le dieron su lugar en el imaginario de la fatalidad estadounidense de fines de los sesenta. Contribuyeron significativamente un documental que también se llamó Gimme Shelter (1970) y el uso que le dio Scorsese en sus películas. El primero, dirigido por los hermanos Maysles y Charlotte Zwerin, sigue a los Stones en algunos de sus conciertos entre 1968 y 1969, pero le da particular atención al último, el ocurrido en el      Festival de Altamont, California. Esta presentación trascendió porque la banda decidió contratar a los Hell´s Angels, pandilla local, para encargarse de la seguridad. Este hecho acabó en una riña en la que fue asesinado Meredith Hunter, un joven afroamericano de 18 años. En el segundo caso, se trata de una asociación directa entre la canción y la caída en espirales de violencia de los personajes de las aclamadas historias de Scorsese.

Fuente: Semana

El documental es considerado parte de la corriente New Hollywood, la se caracteriza como un movimiento que emplea la representación de la violencia como elemento clave para cuestionar la identidad histórica y cultural de la sociedad estadounidense[6] entre mediados de los sesenta y principios de los ochenta. Aborda el acontecimiento en su escena final mediante      una doble cronología[7]. En la primera parte se puede ver tal cual fue filmado: como una pelea justo debajo del escenario en la que no se aprecia mucho, solo gente arremolinándose y luego escapando de donde el joven es apuñalado. Se muestra a Jagger mirando lo mismo que el espectador en una sala de edición en la que le muestran en cámara lenta el momento exacto de la puñalada y otro igualmente ralentizado dónde se puede apreciar que Hunter había desenfundado una pistola[8]. Esta mezcla de tiempos se puede interpretar como un encuentro entre lo que ya ha sucedido y lo que inevitablemente va a suceder. El filme establece dos niveles que se encuentran en tensión: cada uno bien podría contradecir lo que ocurre en el otro[9]. Posteriormente se mira a Jagger levantarse de su silla, se hace zum a sus ojos y se congela esa imagen, como si quisiera señalar alguna responsabilidad, pero sin aclarar de qué tipo[10]. Finalmente, suena “Gimme Shelter” y se ven jóvenes caminando hacia algún festival con banderas y estandartes de todo tipo, cerrando la línea que el filme había iniciado con una alegre ejecución de “Jumpin’ Jack Flash” en el Madison Square Garden y que acabó con un fatídico día.

De acuerdo con Lehmann, se supone que esta es la narrativa que llevó a Paul Miller, autor que quiso comprender la esencia de los setenta, a señalar este acontecimiento como el día que marcó el fin de los sesenta para los estadounidenses y, a su vez, la estética del hipismo —más precisamente dijo que ese día murió el flower power, el amor, el rock y los sesenta—[11]. En un sentido estricto, esa década debía acabar en algún momento y, apegados al calendario, después de ese 6 de diciembre de 1969 el lapso restante era poco.

Por otro lado, la canción ha sido utilizada varias veces en la cinematografía estadounidense, principalmente en la de Scorsese, con un sentido apocalíptico —entendiendo esto último como un cataclismo que desencadenaría el fin de los tiempos o que al menos transformaría el mundo radicalmente, destruyéndolo casi por completo—[12]. Esto se debe a que su implementación puede servir para evocar un pasado idealizado que se ve rápidamente destrozado por metáforas sonoras que refieren el estruendo de una tormenta, y por supuesto a los alcances de lo sucedido en Altamont[13]. Se ha comentado que cuando el director la utiliza en sus películas —Buenos muchachos (1990), Casino (1995) y Los infiltrados (2006)— refiere a la destrucción de la comunidad por la violencia o la ambición personal. Adquiere un sentido apocalíptico en tanto que enmarca momentos en los que la violencia prolongada hace indisociables al mundo del crimen y a las familias criminales[14]

Fuente: IMDb

La verdad no acabo de entender cómo es que el fin de la familia se acerca al fin de todo, quizá porque soy muy secular y la palabra apocalipsis no me remite casi a nada. Tal vez el fin del mundo de los personajes de Scorsese es el fin de su mundo. En todo caso, la canción acompaña puntos de inflexión en los que la violencia alcanza niveles de los que ya no se puede regresar. En Buenos muchachos la pista entra en escena cuando el mafioso Henry Hill rompe su promesa de nunca entrar al negocio de la cocaína; en Casino muestra cómo una mafia y un modo de hacer crímenes es remplazada por otra con el asesinato mediante; y en Los infiltrados marca el principio del fin para un capo del sur de Boston[15]. Al margen de todo esto, hay un par de cosas que me parecen curiosas sobre cómo entienden los estadounidenses la importancia de “Gimme Shelter” en sus imaginarios y mitologías. Como dije al principio, los sesenta para mí no pueden ser más que una ensoñación, pero por un par de felices e infelices circunstancias que giran en torno a esa obra, no puedo dejar fascinarme con la idea de que su sonido está fuertemente arraigado a la sensación de que se acerca el fin del mundo. Lamentablemente,esto tendrá que esperar para una segunda parte que se merece explorar la emotividad que los recursos tomados del blues y otras expresiones negras le dan esta canción, y, para terminar de hacer un garabato de la sensación de fatalismo de fin de la década, la triste coincidencia de que apenas unas semanas antes del      estreno comenzaran a hacerse públicos los relatos y fotografías de una de las más, si no es que la más, infame masacre que hubo en Vietnam: My Lai.


[1] Es importante señalar que, si bien la banda es de origen británico, su nexo con la cultura estadounidense está dada por varias razones. Las que me parecen más importantes son que Estados Unidos siempre ha sido uno de los mercados más importantes para el rock y que, desde inicio de los sesenta, hubo una importante migración de jamaiquinos hacia Inglaterra, lo que, a muy grandes rasgos, significó una mezcla de sonidos que terminaron por ser reconocidos como vanguardistas dentro del género. Esto atrajo a importantes músicos estadounidenses (como Jimi Hendrix) y en consecuencia se dio un importante intercambio entre las sonoridades del rock de ambos países.

[2] Mazurek, Brooke, “Keith Richards recalls the genesis of three classic tunes”, [en línea], en Harper´s Bazaar, 26 oct. 2017.

[3] Wenner, Jann S., “Jagger remembers: Mick´s most comprehensive interview ever”, [en línea], en Rolling Stone, 14 de diciembre de 1995.

[4] Ídem.

[5] Ídem.

[6] Lehmann, Hauke, “Shock and choreography. Dying and identity in Gimme Shelter”, en Snodi, 2010, p. 146.

[7] Ibídem, p. 148.

[8] Fanderplm, Altamont Free Concert – Death of Meredith Hunter, [en línea], 6 de agosto de 2010.

[9] Lehmann, Hauke, Óp. cit., p. 148.

[10] Ibídem, pp. 152-153.

[11] Ibídem, p. 153.

[12] Amanda Howell, Óp. cit., p. 281.

[13] Ibídem, p. 281-282

[14] Ibídem, p. 290

[15] Todas las escenas se pueden ver reunidas en: Harvey, Owen, Gimme shelter in Martin Scorsese´s films, [en línea], consultado en: https://www.youtube.com/watch?v=1q9S9my8zR0, 1 de marzo de 2014.


Lista de referencias

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