Dragon Ball – El ánime que nos cambió la vida

Por: J.J. Bermúdez

Nos guste o no, es innegable que en los últimos años la cultura asiática ha impactado de manera significativa en los países latinoamericanos y europeos. Creativos y divertidos mangas adaptados brillantemente a invaluables animes, movimientos musicales de trascendencia mundial, películas que brillan en el escaparate hollywoodense, cada vez son más y más las producciones artísticas, visuales e industriales de China, Japón y Corea que impactan significativamente en occidente.

Entre tantas producciones clásicas e icónicas de dichos países, sin duda, el lugar más importante, a mi parecer, lo tiene Dragón Ball, el manga y anime creado por Akira Toriyama en 1989. La presente reflexión parte de una experiencia muy particular, que se generalizó, y que por increíble que parezca, dicha experiencia es compartida, y me tomo la libertad de aprovechar el valioso espacio del Proyecto Fractales ReMJI para hablar de ello.

Imagen 1Fuente: Espinof

Como niño que creció en los 90, debo confesar que la televisión formó parte importante en la configuración de mi identidad. En una época sin internet, smartphones, tabletas ni laptops, lo único que se tenía para pasar el rato era la televisión. Fue a través de ella y los contenidos a los que afortunadamente —y gracias a la poca supervisión de mi madre— pude acceder. Hoy mucho de lo que escucho, miro y recuerdo, se debe a lo que vi  en la televisión de mi infancia y adolescencia, estamos hablando más o menos desde 1996 hasta el año 2007. 

Programas y series como Dinosaurios (1991), Saint Seiya, Los Caballeros del Zodiaco (1986); Sailor Moon (1992); Ranma ½ (1987); Pokemon (1997);entre otros tantos, edificaron experiencias infantiles únicas, pues a través de sus personajes, musicalización, situaciones y arcos dramáticos, se configuró una identidad especial en conjunto con el contexto sociocultural del México y sus periferias en la década de los 90 y 2000.

Y es aquí, en la construcción de la experiencia infantil a través de las series de anime y sitcoms en donde necesariamente debemos hablar de la importancia de Dragon Ball, muy por encima de sus similares antes mencionados, y los no mencionados. Y es que Dragon Ball tiene seguramente el puesto número uno, — sin estadísticas a la mano— , como el manga y anime más popular del mundo. Su influencia y relevancia en la cultura popular de masas desde hace más de 30 años es innegable, no reconocerlo sería ingenuo e ignorante. Sus personajes, escenarios, música, argumento, trama, son identificadas por las diversas infancias, juventudes y adultos, de una generación a otra. Las aventuras de Goku y sus amigos son conocidas, difundidas y vanagloriadas a lo largo y ancho del globo.

Imagen 2Fuente: Marca.com

El dispositivo televisivo con sus programaciones, horarios y difusión fue el gran precursor del aparatoso éxito de Dragon Ball, pero también como coadyuvante, lo fue el sistema educativo de México y Latinoamérica en general. Sus horarios, dinámicas de continuación del trabajo en lo doméstico y rutinas, lograron articularse de la manera menos esperada con la programación de la televisión abierta de la época. Mención aparte para el increíble e inigualable trabajo de doblaje de los actores mexicanos, como lo son los reconocidos: Mario Castañeda (Goku); Eduardo Garza (Krilin); Laura Torres (Gohan); René García (Vegeta), entre otros. El impecable trabajo musical de Ricardo Silva (QEPD) con el legendario Opening Chala Head Chala, Adrián Barba con el opening El poder nuestro es;y Adrián Montalvo con Mi Corazón Encantado. Todos estos son elementos imprescindibles para que Dragon Ball consiguiera no solo éxito, sino construir memorias de infancia colectivas, axiológicamente positivas y de transmisión generacional continua y fluida, en toda Latinoamérica.

Lo significativo en todo esto, más allá de las ganas de llorar cuando escucho, por ejemplo el opening Chala Head Chala con la increíble voz de Ricardo Silva, es sin duda, las sensaciones compartidas. Es muy difícil explicar cómo es que la experiencia infantil sea la misma, con millones de personas no solo en México, sino en Latinoamérica entera. Y me refiero a lo siguiente: cuando era niño de unos 10 años, llegaba de la escuela a casa aproximadamente a la 1 de la tarde; me cambiaba, comía, jugaba un rato y como a eso de las 5 de la tarde, me sentaba en la sala a hacer mi tarea, mientras en el Canal 5 se transmitía Dragon Ball Z. Los años de transición de la infancia a la pubertad y de la pubertad a la juventud, los pasé viendo Dragon Ball, mientras luchaba por cumplir con mis deberes académicos, los cuales se bifurcaron hacia compromisos amorosos precoces, y otras desventuras de esas etapas.

Hoy en día, escuchar el opening de Dragon Ball, me teletransporta a esos años, a esas tardes de mi infancia que jamás volverán, en mi antigua casa de Teziutlán, con aquella sala de alfombra roja y un televisor cuadrado en el centro, y una mesa frontal en la que ponía mis libretas mientras los Guerreros Z peleaban por superar una vez más la adversidad.

Si bien el tiempo ha pasado, Dragon Ball logró mantenerse vigente gracias a sus constantes re-ediciones, nuevos lanzamientos (Dragon Ball Super), y recientemente la lamentable muerte de su creador Akira Toriyama. Debemos reconocer que hay mangas y animes de inmensa calidad, que para el público y la crítica son iguales o superiores a Dragon Ball. Este escrito no busca posicionar a manera de imposición a Dragon Ball como el mejor manga y anime solo por el factor nostalgia. Quizá sí, en materia, bajo un análisis estructural de los mensajes gráficos y composición argumental en manga y anime, haya superiores. Simplemente buscamos otorgar el reconocimiento a un producto que abrió las puertas a todo un mercado, a todo un continente, que sin él, probablemente seguirían en la lucha por la aceptación en el otro lado del globo. Más allá de que su creador haya muerto, el legado está ahí, ha estado por más de 30 años y seguramente estará por mucho tiempo. La generación que pudo sobrellevar su infancia e incluso recordarla memorablemente gracias a Dragon Ball, hoy en día pasamos los 30 años, las nuevas generaciones están construyendo sus infancias y juventudes bajo paradigmas que las nuevas tecnologías y tendencias del mercado imponen, todo muy distinto a lo que preponderamos en este texto, pero esto es así. Solo me queda alzar la voz por aquellos que veíamos televisión abierta después de ir al colegio en los 90 e inicios de los 2000.

Gracias, Dragon Ball por ayudarnos a construir, pese a todo, una bonita infancia.

Complementos 1, 2 y 3Fuente: capturas de pantalla del Opening de Dragon Ball en Youtube, comentarios de los usuarios: https://www.youtube.com/watch?v=cie7scVUdQE

Nota: invito a los lectores a que visiten estos materiales en Youtube, para que en los comentarios, en la socialización de los usuarios observen como esta experiencia compartida de la que hablo es real.

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