“Gimme Shelter” y el fin de la década de los sesenta (parte 2)

Por: Oziel Ramírez

Cómo mencioné anteriormente, “Gimme Shelter” captó el fatalismo de la sociedad estadounidense en el ocaso de la década de los sesenta a través de sus metáforas sonoras y una letra que aún se puede considerar provocadora. Es un tema parecido a otros del álbum Let it Bleed en cuanto a su pesimismo, crudeza y distanciamiento de las expresiones del hipismo. Al mismo tiempo, es especial por su inserción en la cinematografía New Hollywood y el retrato que un documental homónimo le dio a los acontecimientos de la presentación que los Rolling Stones realizaron en Altamont, California, en diciembre de 1969.

            Su composición obedece (en parte) al asco que Mick Jagger sentía hacia las imágenes televisadas de la Guerra de Vietnam y al clima de conflicto que había embargado al mundo por esos años, pues, como es sabido, después de 1968 la mayoría de las relaciones sociales y políticas habituales habían experimentado una sacudida en más de un sentido. El ánimo estadounidense y el de los Stones durante los últimos años de la década ya no eran aquellos de “She´s a rainbow”, colorido y alegre. Por un lado, la banda había enfrentado la muerte de Brian Jones, uno de sus fundadores, durante el periodo de grabaciones del álbum, además de una serie de fuertes desencuentros creativos; por el otro, Estados Unidos —mercado de importancia capital para el rock y para los Stones a raíz de la llamada invasión británica[1]— se enfrentaba a una crisis. La Guerra de Vietnam, invasión que había durado casi una década y media, era sumamente impopular, mientras que la agitación social se desbordó en un estruendo tras el asesinato de Martin Luther King en abril de 1968.

            En tal contexto, el sonido del hipismo comenzó a menguar. Así, las canciones sobre dar paseos por el pasto llevando una corona de flores sobre la cabeza tenían cada vez menos sentido dentro del género. Si bien los temas de protesta antibelicista ya tenían su historia para ese punto, lo cierto es que las características del fin de la década en su conjunto fueron las que, en mi opinión, llamaron al rock de habla inglesa a rehacerse, encontrar y reencontrar nuevos modos de expresar emociones asfixiantes dándole, especialmente en lo sonoro, una relación distinta con la violencia y lo tenebroso[2].

Imagen I. Fuente: JustWatch

Creo que no era para menos, la televisión había traído la Guerra de Vietnam a todo color. De hecho, fue la primera guerra televisada en directo y su mediatización superó por mucho al intento anterior, el de la Guerra de Corea. En los dos últimos años de los sesenta las imágenes de brutalidad se precipitaron en la prensa de tal manera que la opinión pública mundial, particularmente estadounidense, se inclinó hacia el rechazo del conflicto; hacia el pesimismo, la exasperación y la conciencia del dolor.

Entre 1968 y 1969 llegaron al público las imágenes la Ofensiva Tet y la Masacre de My Lai. La primera fue una campaña que tuvo lugar entre enero y septiembre de 1968 en la que el ejército norvietnamita avanzó sobre Saigón, entonces capital de Vietnam del Sur. Quizá su imagen más famosa sea “La ejecución de Saigón”, la cual capta el momento en el que un oficial survietnamita ultima de un disparo en la cabeza a un guerrillero norvietnamita. La instantánea fue tomada en un momento tan preciso que puede apreciarse la gesticulación final del hombre asesinado y los efectos de la sutil onda de choque que se produce cuando la bala impacta su cráneo: la distorsión en la carne de su rostro y así también el brazo del ejecutor, tenso e irregularmente angulado por el retroceso del arma. Por otro lado, la segunda fue una matanza ocurrida ese mismo año pero no se hizo pública sino hasta noviembre de 1969.

Según reportes periodísticos[3], el ejército estadounidense había resuelto que los norvietnamitas tenían un bastión en My Lai —nombre por el que los invasores conocían a Son My, que es como realmente se llama el lugar— y sus alrededores, por lo que decidió bombardear el área para luego desplegar tropas sobre ella. Estas se encontraron solo con mujeres, ancianos y niños. Ejecutaron a cerca de 500 personas, según estimaciones, violaron al menos 20 mujeres y niñas[4], quemaron las viviendas, los cultivos y también mataron a todo el ganado de la población[5]. Esta tendría que haber sido asentada como una misión con acciones rutinarias —lo que sea que eso haya significado en esa guerra— y, en principio, a pesar de los informes iniciales, fue tratada oficialmente como una incursión exitosa en la que habían ocurrido apenas un par de decenas de muertes accidentales[6]. Sin embargo, la prensa tuvo otra versión de los hechos gracias a las entrevistas realizadas por Seymour Hersh y algunas fotografías tomadas en secreto aquel día[7]. Por supuesto, el revuelo fue desatado principalmente por las imágenes: retratos de cuerpos despedazados por ametralladoras y granadas, amontonados en caminos y zanjas cuya tierra estaba hinchada de sangre.

Imagen II. Fuente: Bauman rare books

Después de mirar acontecimientos de semejante horror, la sociedad estadounidense, que en aquel entonces no había ni comenzado a intentar limpiarse las salpicaduras del macartismo[8], tuvo un momento de cordura y repudió la guerra, la alcanzó la melancolía y quiso que sus hijos regresaran a sus hogares. Pero esto era imposible, los océanos, las junglas y aún los verdes arrozales son inmisericordes y no le han permitido volver jamás a ninguno que los atraviese dispuesto a hacer lo que se hace en una guerra, ellos solo devuelven cuerpos mutilados, odio y sufrimiento.

Insisto, la pesadumbre que el rock de habla inglesa intentaba asir por esos años requería echar mano de recursos potentes, que, en este caso, no inventó sino retomó. Pienso que por ello agrupaciones como los Stones y canciones como “Gimme Shelter” volvieron la vista para dar mayor protagonismo a la representación sonora de la indocilidad y la melancolía que les dio origen, el blues. Este último comenzó el recorrido que le permitió nacer al rock entre las plantaciones estadounidenses de algodón y tabaco, viajando en las manos de músicos negros que recorrían los caminos rurales del sur de ese país a finales del siglo XIX y principios del XX para luego fusionarse con el jazz en ciudades como Nueva Orleans o Chicago en ritmos que luego serían reinventados en el rock n´roll y aclamados a través de las figuras de Chuck Berry, Little Richard y Elvis[9]. Pero los Estados Unidos, moralinos como solo ellos supieron ser en los cincuenta, intentaron domesticar estas mareas. En parte lo lograron mediante la creación del Twist, “un baile algo erótico, pero suficientemente sano como para calzar en implacable y puritana horma del Américan Way of Life[10], a lo que se añadió un parón artístico causado por el encarcelamiento de Chuck Berry, el retiro de Little Richard y la adhesión de Elvis a las fuerzas armadas[11].

Por ello, a muy grandes rasgos, la vanguardia que dio pie al surgimiento del rock, a secas, migró a Inglaterra. A este país llegaron, personalmente y en álbumes, artistas como Muddy Watters, Jimi Hendrix y Howling Wolf, quienes inspiraron a los jóvenes protagonistas de la invasión británica[12]. La influencia en los Stones es evidente, pues “Rollin´Stone” es el título de una canción de Muddy Watters. Pero más allá de eso, considero que lo central de la inspiración que toman de la música negra es la herencia de la rebeldía y una capacidad especial de expresar el dolor mediante una alineación instrumental muy específica, pues la unidad entre blues y rock inglés está dada en tanto que “La inconformidad del trabajador británico es comparable a la de un ex esclavo incorporado a la fuerza de trabajo capitalista”[13] y se expresa en agrupaciones compactas que privilegian la composición colectiva[14]. Por supuesto, habrá objeciones sobre la comparación entre el proletario y el ex esclavizado, pero lo que interesa en esa comparación, que de ninguna manera puede ser igualación, es la capacidad de entender y hacer entender las emociones y experiencias adversas de ese momento a través del sonido.

Imagen III. Fuente: Clarín

En todo caso, el fin de la década de los sesenta fue una conmoción en Estados Unidos. Las imágenes de la guerra y la agitación social tuvieron unos alcances indeterminables, pero que con toda seguridad envolvieron al rock, dando pie a su transformación (aunque, para este caso, fuera en otro país). Estoy convencido de que “Gimme Shelter” aglutina en cierta medida esas fuerzas, porque inspiraron directamente su proceso creativo, pero sobre todo por las desafortunadas coincidencias que le rodean, a lo que hay que añadir el punto en la espiral histórica de la música en el que se encontró. Hay muchos temas icónicos del momento, que también hablan de la guerra y del inconformismo, algunos de manera más explícita, empero, ninguno bajo las circunstancias de esta canción. Su posición en el atónito final de los sesenta estadounidenses es algo que se ha construido a través de la cinematografía, su estudio y el de su contexto, pero en mi opinión el vigor sonoro de cada una de sus notas es en última instancia lo que permite evocar el hartazgo de una sociedad, su pesimismo, y la consternación que producen las imágenes de una guerra imperialista en la que quienes estaban dispuestos a matar nunca lograron doblegar a los que estaban dispuestos a morir.


[1] Se conoce como invasión británica del rock al éxito que tuvieron alrededor de cuarenta bandas inglesas en Estados Unidos después del primer concierto de The Beatles en ese país, en 1964.

[2] Y con esto no solo me refiero a temas que se le pudieran parecer a “Gimme Shelter” u otras canciones del Let it Bleed como “Midnight Rambler”, sino a que, en breve, comenzaron a aparecer bandas que coqueteaban con el ocultismo y que popularizaron formas encantadoramente toscas de vocalizar y distorsionar la guitarra. Por poner ejemplos, Coven, la primera banda que se autoproclamó satanista apareció en Estados Unidos en 1969 y Black Sabbath lanzó su primer material en febrero de 1970.

[3] Sadurní, Josep Reixach, “La matanza de My Lai, un crimen sin castigo”, National Geographic, [en línea], 16 mar. 2023.

[4]Anguita, Eduardo, “La historia de la Masacre de My Lai develada por el periodista Seymour Hersh”, El Observador, [en línea], 18 mar. 2023.

[5] Comisión Nacional de Derechos Humanos, Fin de la invasión y Guerra de Vietnam. Retiro del ejército de EUA después de 10 años de ataques, [en línea], s/f.

[6] Sadurní, Josep Reixach, op. cit.

[7] El fotógrafo comisionado para la misión era Ron Haeberle. Las fotografías que hizo oficialmente son en blanco y negro, mientras que aquellas realizadas a título personal están en color. Algunas de ellas pueden ser vistas en el siguiente enlace, pero debo advertir que no tienen ningún tipo de censura https://www.pbs.org/wgbh/americanexperience/features/mylai-massacre-evidence/

[8] El macartismo es un periodo de la historia estadounidense que abarcó la primera mitad de la década de los cincuenta en el que se emprendió una persecución política contra figuras notorias acusadas de simpatizar con ideales no capitalistas (reducidas al término “comunistas”), el cual, por cierto, coincide con el comienzo de la presencia militar estadounidense en Vietnam bajo el pretexto de contener al comunismo.

[9] Véase: Stornaiolo, Alfredo, “La contracultura beat: un puente entre la música negra y el rock”, [en línea], en ComHumanitas, Facultad de Comunicación de la Universidad de los Hemisferios, no. 3, vol. 10, 2019, pp. 13-42, consultado en: https://comhumanitas.org/index.php/comhumanitas/article/view/212

[10] Stornaiolo, Alfredo, “La contracultura beat: un puente entre la música negra y el rock”, [en línea], en ComHumanitas, 2019, p. 26.

[11] Ídem.

[12] Ibídem, p. 27.

[13] Ibídem, p.28.

[14] Sobre esto vale reflexionar la diferencia entre la banda y el solista, pues ambos comenzaron a tener desde esa época alineaciones instrumentales parecidas, pero el modo de entender la producción musical entre ambos es bastante diferente pues en el segundo caso los instrumentistas son accesorios, mientras que en el primero no es así. Además, en esas décadas las agrupaciones numerosas (big bands) y los solistas solían ser contrapropuestas hechas por y para la población blanca de habla inglesa, las cuales retomaban frecuentemente los recursos de la música negra, pero de una manera “descafeinada”, por así decirlo.

Lista de referencias

Anguita, Eduardo, “La historia de la Masacre de My Lai develada por el periodista Seymour Hersh”, en El Observador, [en línea], 18 mar. 2023, consultado en: https://www.elobservador.com.uy/nota/la-historia-de-la-masacre-de-my-lai-develada-por-el-periodista-seymour-hersh-202331720270

Comisión Nacional de Derechos Humanos, Fin de la invasión y guerra de Vietnam. Retiro del ejército de EUA después de 10 años de ataques, [en línea], consultado en: https://www.cndh.org.mx/noticia/fin-de-la-invasion-y-guerra-de-vietnam-retiro-del-ejercito-de-eua-despues-de-10-anos-de, s/f.

Sadurní, Josep Reixach, “La masacre de My Lai, un crimen sin castigo”, en National Geographic, [en línea], 16 mar. 2023, consultado en: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/la-matanza-de-my-lai-un-crimen-sin-castigo_16451

Stornaiolo, Alfredo, “La contracultura beat: un puente entre la música negra y el rock”, [en línea], en ComHumanitas, Facultad de Comunicación de la Universidad de los Hemisferios, no. 3, vol. 10, 2019, pp. 13-42, consultado en: https://comhumanitas.org/index.php/comhumanitas/article/view/212

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