La onda toluqueña. Homenaje universitario a José Agustín

Por: Edder Tapia Vidal

El pasado 25 de septiembre se llevó a cabo en la ciudad de Toluca el 13º Coloquio internacional de literatura hispanoamericana José Agustín, con el objetivo de analizar, comentar y actualizar los estudios literarios en torno a la obra del escritor conocido en el campo literario –quizá más a pesar de él que a favor- como el abanderado de “la Onda”. Este evento académico, como cada año, fue organizado por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) en colaboración con las facultades de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, la Universidad Autónoma de Guerrero y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Me levanto, un baño y luego me pongo a rolar

Pese a ser una de las zonas más vinculadas, por su relevancia, con la CDMX, relación que se estrecha con la inauguración del tren interurbano El Insurgente, la ciudad de Toluca padece un mal achacado al centralismo de este país: se encuentra muy cerca para estar “lejos” y está muy lejos para encontrarse “cerca”, incluso con la relatividad temporal de una megalópolis. Los 66 km de distancia que las separan, provocan que llegar a un evento que inicia a las 9:00 am te obligue a salir de tu casa dos horas antes; a la capital mexiquense no le alcanzó la geografía para ser incluida como uno de los 56 municipios que constituyen la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, lujo que a Tizayuca -a poco menos de 60 km- sí. Ubicarse fuera del área conurbada ha provocado que el transporte e infraestructura no sean las óptimas para el desplazamiento entre capitales.

El privilegio de conducir un vehículo aligera un poco el apresurado viacrucis madrugador: salir a las 7:00 implica, en orden inverso, desayunar a las 6:45, cocinar a las 6:30 e intentar levantarse desde las 6:00. Dirigirme hacia un evento académico en el que leeré una ponencia relacionada con la música representa, como si se tratara de cualquiera de las películas de la saga de Rocky, viajar con un soundtrack hecho a la medida de las circunstancias. Rock, rock y un poco más de rock. El viaje fue ligero, rápido y sin contratiempos. Pese a nunca haber estudiado en la UAEMex, conozco las rutas, salidas, entradas, estacionamientos y auditorios que separan mi casa del lugar del evento. Una vez recibido en la puerta, el alumnado parte del Comité Organizador me informó con toda la amabilidad que los caracteriza el protocolo para la presentación.

Programa del evento. Fuente: Facultad de Humanidades, UAEMex

Noto al público disperso a lo largo de la Sala de usos múltiples José Blanco Regueira, algunos con café en mano y otros con constancias, libros o folders. Se confirma mi sospecha, la inauguración había terminado. Me adentro desapercibido y busco asiento. La calidad de recién egresado de un posgrado y no ser parte del jet set literario me colocan en una situación que cualquier estudiante identificará: yo los conozco, pero ellos a mí no. Se nos informa a los integrantes de la mesa Un acercamiento crítico a la obra de José Agustín, que nuestro momento ha llegado. Comienza el primero de cuatro actos que conformarán esta obra en homenaje al recién fallecido José Agustín.

Damas y caballeros, es la hora del show, o quizá no tanto

Digámoslo como es: la crítica cultural sobre la obra y vida del autor de La tumba mantiene muchos vicios, la mayoría de ellos yacen en la simplicidad de los juicios críticos, la mediocridad de las propuestas de análisis, los prejuicios sociales o, el más frecuente, la regularidad de los lugares comunes. Aplaudo la iniciativa del cuerpo académico Historia y Crítica de la Literatura Hispanoamericana Contemporánea (siglos XX, XXI) de la institución anfitriona; sin embargo, un número considerable de participantes no estuvo a la altura de la oportunidad. José Agustín es, entre otras cosas, un autor para los neófitos. La verosimilitud narrativa y sus tópicos juveniles han logrado que leer De perfil sea un rito iniciático para escritores como Juan Villoro, Enrique Serna o Fabrizio Mejía Madrid. Nuestra labor como lectores profesionales o críticos literarios consiste en encontrar las herramientas teóricas para explicar el funcionamiento de sus textos, diseccionar la construcción de espacios o personajes, develar los diálogos que establece con otras disciplinas, autores o tradiciones. Lastimosamente, sesenta años después de la publicación de su primera novela, seguimos repitiendo las mismas sentencias que se han expresado desde que el autor recibió atención mediática.

Escuchar nuevamente las palabras de Mario Calderón, en un texto coescrito con Alí Calderón, me hizo recordar su Seminario de cuento hispanoamericano en la BUAP, la sistematicidad de sus análisis y atención en la polisemia, características discursivas y literariedad del texto permiten a cualquier lector “tomar al toro por los cuernos” y comprender la obra. La ponencia de Josué Manzano y Óscar Juárez vincula oportunamente La tumba con los postulados existencialistas tan en boga durante los sesenta; aunque me hubiera gustado que su análisis se ejemplificara con fragmentos narrativos, nos demostraron la significación que impregnan los contextos social e ideológico sobre los productos culturales.

Por su parte, la mesa 2, La influencia literaria de José Agustín, vinculó distintas aristas del autor de Inventando que sueño fuera de su obra canónica. Entre videollamadas y lecturas presenciales, pues se trató de una mesa híbrida, investigadores de la UAEMex y la BUAP exponen sobre el movimiento del 68, la obra breve y la crónica joseagustiniana. Margarita y Juan Sena Sánchez abordan la relevancia de la crónica para el contexto literario; Martha Arizmendi y Gerardo Meza despliegan una serie de tópicos característicos de la obra breve de José Agustín y sus implicaciones literarias; Ricardo Cartas, dervidado de su tesis doctoral, responde por qué los textos del autor no reflejaron de inmediato el movimiento estudiantil del 68. Las propuestas resultan llamativas en un contexto académico que está más abierto a cruces disciplinarios y temáticos; sin embargo, durante algunas ponencias retomo el mismo pensamiento, “¿por qué nos cuesta trabajo demostrar nuestros juicios con fragmentos de los textos que analizamos?” En ocasiones, nuestra elocuencia y afirmaciones no aparecen dentro de los escritos literarios: ¿será que habremos leído novelas diferentes?

Entre las 13:15 y las 14:30 h se lleva a cabo la tercera y última mesa de especialistas, Obra y recreación de José Agustín. Guadalupe Corona conecta la intertextualidad y la contracultura establecida con Pedro Ángel Palou; Daniel Peregrino, con un poco de autocensura, lee los fragmentos lingüísticamente disruptivos de La tumba, desgraciadamente, sólo los enuncia, no aborda el panorama social de los sesenta y por qué hablamos de textos de ruptura; Cecilia Cuan, una de las propuestas más notables, nos devela las características fantásticas identificadas en La panza del Tepozteco, rasgos que hasta la fecha no son abordados por la crítica; por último, Jaqueline Bernal y Marisol Nava, atendiendo una de las urgencias de la literatura mexicana, examinan la caracterización de los personajes femeninos en textos narrativos de una época con una carga altamente misógina.

UAEMex

El show debe continuar, ¿pero puede?

Es importante señalar que este coloquio centra su atención en José Agustín debido a su reciente fallecimiento. El 16 de enero de 2024, quienes se formaron como lectores con su obra o encontraron en ella un referente literario, recibieron la noticia de su partida. Este acontecimiento ha dado lugar a múltiples eventos académicos a lo largo del año, como el homenaje en La Fiesta del Libro y la Rosa o las mesas redondas del Centro de Enseñanza para Extranjeros, ambas organizadas por la UNAM. En este contexto, resulta especialmente destacable la última mesa del Coloquio de la UAEMex, Visión contemporánea de la obra agustiniana. Comenzando puntualmente a las 14:30 h, esta mesa llamó la atención desde el programa por estar conformada por estudiantes de la institución anfitriona, expectativa que se confirmó con la calidad de sus intervenciones.

Vanessa Rico exploró el lenguaje y la violencia en relación con Paradaise de Fernanda Melchor; Adalberto Téllez analizó los rasgos brechtianos en el teatro de José Agustín, destacando la relevancia de este género, habitualmente marginado en la crítica, para completar lagunas en su estudio; Kenia Jaime abrió una línea importante al abordar la onda naca y sus vínculos culturales con Chin chin el teporocho de Armando Ramírez; finalmente, Annesy Pérez examinó la influencia de José Agustín en el trabajo literario de Eduardo Antonio Parra. Escuchar a jóvenes voces que, como futuras generaciones de profesores de lengua y literatura, abordarán la obra de José Agustín con nuevas perspectivas, resulta alentador y necesario.

Eul Sur, Acapulco

En contraste con los lugares comunes y las repeticiones académicas que han predominado durante décadas, es refrescante ver cómo los estudiantes se atreven a transgredir los márgenes del establishment, llevando un paso más allá la forma en que abordamos la literatura. Paradójicamente, la obra de un autor que desafió la rigidez del sistema cultural mexicano a los veinte años parece haber sido encapsulada en un paquete que limita su alcance. Estos nuevos enfoques son esenciales para romper con esa inercia y mantener vivo el espíritu de renovación que caracterizó su legado.

A las 16:00 horas, el Comité Organizador procedió a la clausura del evento, cerrando formalmente una jornada marcada por el intercambio de ideas y perspectivas en torno a la obra de José Agustín. En un gesto de reconocimiento, se expresó un agradecimiento sincero a todos los participantes y asistentes, destacando la calidad de sus contribuciones y el interés que dio vida a este encuentro académico. Este momento de cierre no solo concluyó el coloquio, sino que marcó el inicio de una profunda reflexión personal que me acompañó en mi regreso a casa.

La narrativa de José Agustín, tan estrechamente ligada a las juventudes, resuena con inquietudes y experiencias que, aunque ancladas en un contexto histórico particular, siguen interpelando a las nuevas generaciones. Este coloquio no solo permitió un análisis renovado de su legado, también me dejó pensando en cómo sus textos dialogan con las transformaciones sociales, culturales y emocionales que atraviesan a los jóvenes de hoy.

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