Entre la orfandad y la esperanza. El legado de Pepe Mujica a quiénes luchan y resisten

Por: Saraí Banda

¡La izquierda latinoamericana ha quedado huérfana!

Así se anunciaba, al mediodía del pasado 13 de mayo, entre posts que inundaron las redes sociales. Todos provenían de perfiles de medios internacionales, mandatarios tanto de derecha como de izquierda, y sobre todo de jóvenes, personas adultas, académicas, colectivas y colectivos que se nombran de izquierda, y llevan el sello de ser latinoamericanos en pie de lucha y resistencia.

Sin duda, fue un día que marcó un antes y un después para una América Latina que hoy enfrenta desafíos, que se vienen gestando desde décadas atrás, hasta aquellos más recientes, como son: las diversas crisis económicas, las políticas migratorias, las imposiciones arancelarias y, desde luego, el crecimiento de una ultraderecha que amenaza los derechos conquistados mediante las luchas territoriales y sociales.

Uruguay y la América Latina vivieron el anuncio de la partida del emblemático Pepe Mujica, aquel curioso hombre de tercera edad que eligió vivir con austeridad en su chacra humilde, en el campo, junto a su esposa Lucía, su perrita de tres patas, Manuela y su característico vochito azul del 87. Fue catalogado como el presidente más pobre del mundo, pero detrás de aquella imagen -cómoda para la derecha, al reducir sus años de lucha a una figura simbólica- existía una historia de resistencia, de lucha social y comunitaria, pero sobre todo de persistencia en los ideales que le eran propios, incluso cuando estos evolucionaban y ya no lo identificaban del todo.

El legado de Pepe Mujica va mucho más allá de frases motivacionales que también inundaron las redes. Su historia dejo huella de diversas maneras y hoy, a casi un mes de su fallecimiento, quisiera hacer una reflexión en torno a aquel discurso que pronunció en el LXVIII Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2013[1]

A propósito de las diversas coyunturas políticas que enfrenta actualmente el mundo, considero pertinente hacer un recorrido por aquellos puntos que fueron clave en ese discurso, que además se siguen apegando al contexto actual y podrían darnos una pequeña luz para seguir resistiendo y luchando contra ese sistema que de pronto parece empeñado en hacernos retroceder en materia de derechos.

Fuente: CLACSO

Mujica mencionó que alguna vez fue un muchacho que quiso cambiar su época, su mundo, que soñaba con una sociedad libertaria y sin clases; también reconoció que en el camino había cometido errores de los cuales se hacía cargo y asumía como parte de su tiempo. Un claro ejemplo de ello fueron sus posturas controversiales sobre el feminismo, que parecían incongruentes con aquel Mujica que, en 2012 fue pieza clave para la despenalización del aborto en el Uruguay. Esto por mencionar algunas de sus contradicciones.

Ante un mundo que parece dirigirse al caos cada día, se vuelve difícil imaginar futuros distintos, más justos, más pacíficos y, sobre todo, con un respeto universal hacia las diferencias, sean estas culturales, raciales, étnicas e incluso a las diversas maneras de ver e interpretar el mundo.

Pareciera que nos dirigimos a una distopía. Ante ello, quiero comenzar con una frase que Mujica lanzó antes de hablar sobre el cuidado a la vida y la convivencia pacífica desde la consciencia de un mundo diverso. Dijo: “¡quién tuviera la fuerza de cuando éramos capaces de albergar tanta utopía!”.

En estos tiempos, parece imprescindible volver a aquel Eduardo Galeano que nos decía que las utopías nos sirven para caminar. Hoy nos urge caminar hacia un mundo más justo y tolerante, pero, sobre todo, hacia un mundo humano, enfocado en el cuidado de la vida. No desde una perspectiva antiderechos –aclaro-, sino desde el cuidado colectivo, y desde la necesidad urgente de reaprender a coexistir con el mundo que nos rodea.

Hablando de lo colectivo y de un mundo que cuide la vida, quisiera traer a colación la lucha por la reducción de la jornada laboral en México. Esto invita a una reflexión sobre la naturaleza humana: más allá de aquella promesa de una vida de derroche y despilfarro, está el ser humano, aquel que parece huir de su humanidad, no por decisión propia, sino como consecuencia de un sistema capitalista que va contra la sencillez y los ciclos naturales.

Ese sistema nos condena al trabajo sin descanso, despojándonos del tiempo necesario para vivir las relaciones humanas. Y, como dijo Mujica, lo único que debiera ser trascendente es el amor, la amistad, la aventura, la solidaridad, y sí, la familia, pero más que la familia, en este tiempo yo agregaría el volver a lo comunitario, a lo colectivo y dejar esa noción individualista que de pronto parece caracterizar a nuestra generación y las generaciones más jóvenes.

Fuente: Melisa Blois Revista Anfibia

Detrás de las jornadas laborales extensas y demás violencias al obrero, se encuentra el ser humano promedio, aquel que deambula entre ambientes violentos en más de un sentido, que sueña con vacaciones y libertad, con saldar cuentas y, como bien dijo Mujica en su discurso, sobrevive hasta que el cuerpo no aguanta más, envejece, se desgasta, hasta que el corazón para y adiós, se despide de la vida bajo la experiencia de un entorno hostil y deshumanizante.

Es justo esta la reflexión principal que me queda de este discurso: cómo ante esa individualización, olvidamos de que la república, la democracia y las luchas sociales se gestan desde lo colectivo, en la persecución de realidades más justas y no aquellas que solo responden a los intereses de unos cuantos, que terminan dañando a aquellas mayorías o minorías más vulnerables.

Pepe Mujica afirmaba que vivimos en una época portentosamente revolucionaria, como no había sido conocida en la historia de la humanidad, pero le faltaba conducción política organizada, sobre todo en una época tan veloz como la nuestra, así mismo urgía a la necesidad de comenzar a gobernarnos a nosotros mismos –desde lo colectivo y entre naciones- o sucumbiríamos, considero que lo anterior es clave en nuestra época asediada por la guerra, por discursos meritocráticos y cada vez más individualistas, que lejos de invitarnos a mejorar como especie nos empujan a la indiferencia, la inmediatez y el consumismo, pasando sobre los derechos de los demás, sí el panorama se lee desalentador, pero a ojos de quién suscribe esta reflexión, considero que aún hay esperanza.

La esperanza de un mundo mejor se alberga en quiénes siguen alzando la voz, en quiénes apuestan por la organización colectiva, en quienes reflexionan sobre las preguntas más elementales de la naturaleza humana, y, sobre todo en aquellos que luchan por conquistar espacios donde podamos vivir, no solo sobrevivir.

La ruta es seguir posicionándonos ante las injusticias, seguir organizándonos para que las condiciones de vida sean dignas en todos los espacios que habitamos, por un mundo donde podamos soñar con mejores futuros. Considero que ese es el mejor legado y herencia para la izquierda latinoamericana, el impulso de seguir luchando por la dignidad humana, porque como lo dijo aquel hombre del vocho azul y de la perrita de tres patas: “Piensen que la vida humana es un milagro. Que estamos vivos por milagro y nada vale más que la vida. Y que es nuestro deber biológico por encima de todas las cosas respetar la vida e impulsarla”.

En honor a Pepe Mujica, hoy más que nunca nos toca levantarnos, dejar de ver nuestras diferencias como algo negativo y comprender que los seres humanos somos ricos en diversidad. Las luchas se construyen con los obreros, con las personas migrantes, con las personas indígenas, afrodescendientes, mestizas. En resumen: la lucha por un mundo más justo nos corresponde a todo un colectivo que hoy más que nunca debe dejar la pasividad y comenzar a ser esa izquierda o esa lucha social que incomoda, pero que consigue derechos clave que ante todo debemos seguir protegiendo.

Fuente: Grupo de Puebla


[1] Véase: Mujica, José, “José Mujica, presidente de Uruguay, habla en la ONU. Discurso completo.”, en Presidencia de Uruguay (YouTube), 2025, consultado en https://www.youtube.com/watch?v=-E6d_kZ-QPY


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