Verónica Zenaida Montes de Oca Zavala

UNA MUJER ACADÉMICA EN LA CIUDAD

Por: Rosy Vázquez

PRESENTACIÓN

El presente texto es resultado de una entrevista de semblanza semi estructurada realizada en el mes de abril de 2023 en la Ciudad de México a una de las investigadoras sociales más prominentes del país, reconocida a nivel internacional por su trayectoria académica y sus aportaciones científicas al tema de vejez y envejecimiento, que para la nación mexicana la población de adultos/as mayores representa 12%, lo que sería cerca de 15 millones.

La investigación siempre está conectada a alguna fibra humana que tiene el interés de resolver cuestionamientos para así devolver al mundo una parte de sí misma en forma de aportación científica, conversatorio, ponencia o algún otro acto comunicativo que evidencie las diversas realidades que el país atraviesa; de ahí la labor de la investigadora: contemplar, analizar, comprender y abonar al entendimiento de los contextos sociales siempre cambiantes.

Con una voz muy particular y una figura imponente camina a pasos serios por los pasillos del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (su recinto de trabajo desde hace más de dos décadas). Observadora, perspicaz, analítica, se presenta ante el mundo con un saludo, así es la Dra. Verónica Zenaida Montes de Oca Zavala, académica, investigadora, docente, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel III y tiene en su andar decenas de artículos, capítulos, libros, en torno a una situación social imprescindible en este momento histórico de la humanidad: la vejez. 

Más allá de estas distinciones representadas por organismos e instituciones de renombre internacional, hay una conexión muy fuerte entre sus procesos educativos y su familia, caminos que no se bifurcan sino se entrelazan convirtiéndose en el tronco que sostiene sus logros y su ser mujer.

DE LA FAMILIA Y LA EDUCACIÓN

Hablar de Verónica Montes de Oca es aludir a muchas cuestiones según sea el contexto, incluidas la academia, la investigación, el trabajo arduo, pero también la bondad, el deseo por aprender, la vitalidad, que refleja en cada una de las partes de su vida, donde la familia ha sido un pilar fundamental en su identidad.

La niña de ojos grandes e inquietos creció en Mixcoac, un barrio ubicado al centro norte de la Ciudad de México, correspondiente a la alcaldía Benito Juárez, lugar que recuerda como un espacio donde los hogares se observaban sumamente disfuncionales y complejos, lo que en gran medida responde a la heterogeneidad de las familias mexicanas.

Recibe su segundo nombre de parte de su abuela paterna: Zenaida, una mujer amorosa, fuerte, longeva, con quien pudo convivir muchos años y de quien heredó la figura llamativa, el porte elegante, la altura; de ella también aprendió, la disciplina, el trabajo, la generosidad, valores que coloca en cada acción de su vida cotidiana, “mi abuela para poder sacar adelante a sus hijos tenía un puesto de periódicos en la Calle Donceles, a una cuadra de la prepa 1 de San Ildefonso […] adoptó a dos niños de la calle, les dio techo, alimento y sobre todo disciplina”.

De su madre, por su parte, vio una imagen amorosa, quien siempre pugnó porque la educación fuera el eje que acompañara todo el curso de vida de sus hijos, incluida Verónica quien al tiempo de su adolescencia comenzó a ser el sostén simbólico y económico de su familia, pues sus padres se habían divorciado y el ser la hija mayor le implicó ser la proveedora, la autoridad, el ejemplo, “siempre fui un soporte de mi madre y mis hermanos […] no podía ir a fiestas porque tenía que trabajar”.

De su padre, abogado de profesión y gran orador, aprendió el hábito de la lectura, lo que la acercó a autores como Carlos Marx, Lenin, Engels, piezas fundamentales cuando decide estudiar Sociología tras haber intentado otras profesiones. Sin embargo, su educación secundaria y preparatoria en su ciudad natal, una de las más grandes del mundo, fue muy importante pues conoció a compañeros/as y profesores/as inteligentes, brillantes y verdaderamente comprometidos con la educación, “yo soy una mujer de estudios públicos, de educación pública […] tuve una formación pública muy buena, siento que privilegiada,”, agregó la merecedora al Mérito en Investigaciones y Acciones sobre Migración y Vejez por el Colegio de Michoacán (2019).

Durante su formación profesional se dieron cita en muchos países diversos movimientos sociales y golpes de estado, donde el momento histórico y las decisiones tomadas a nivel nacional dieron pauta a que México se convirtiera en un lugar que diera alojo a intelectuales de ideario de izquierda, lo que hizo que la máxima casa de estudios, entre otras, fuera un recinto de maestros/as que no sólo eran distintos por su nacionalidad (chilenos, argentinos, uruguayos, dominicanos, brasileños) si no por su experiencia vivida y educativa en sus sitios de origen,  “en el contexto político-histórico que me tocó en la educación no estaba la lógica corrupta del sindicalismo educativo, los maestros estaban realmente por convicción […] eran los intelectuales de la izquierda latinoamericana dándonos clases”, señaló con euforia.

Sin duda los momentos históricos de los países son determinantes en la configuración no sólo político-ideológica sino también educativa e individual, que para el caso de la Dra. Verónica fue una gran oportunidad que dio pauta a concatenar conocimientos y saberes formativos, tales como la experiencia investigativa que fue adquiriendo en los distintos niveles. En su tesis de licenciatura en Sociología (1989) en la UNAM, por ejemplo, estudió las vanguardias artísticas de principios del siglo XX, sin embargo, fue hasta su investigación de maestría en Demografía (1995) en El Colegio de México, A.C., cuando encontró su tema académico de vida: la vejez y el envejecimiento, analizando la condición social y la participación económica de la población con 65 años y más en la Ciudad de México. Continuando en la misma ruta, en el doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población (2001), hizo un análisis sociodemográfico de los apoyos sociales y el bienestar de los adultos mayores, consolidándose, así como una joven investigadora de los estudios sobre vejez y envejecimiento.

Desde trabajar en la biblioteca del Instituto José María Luis Mora, donde pudo devorar libros tanto clásicos como actuales de la época, hasta laborar en el marco del 19 de septiembre de 1985 (fecha en que ocurrió el más grande terremoto hasta el momento en la ciudad de México, con una magnitud de 8.1 grados Richter; hecho que significó un hito histórico para el país) en la Secretaría de Gobernación afiliada al Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, donde conoció a detalle procesos históricos varios para el país, las circunstancias de la vida le permitieron tener un amplio panorama social, político y económico de México, abonando a su quehacer intelectual.

UNA VIDA ACADÉMICA EN LA CIUDAD

El dedicarse a la investigación no es gratuito, es un resultado de una formación familiar-educativa previa de mucha rigurosidad, paciencia y reflexión. El gusto por la lecto-escritura y la vinculación comunitaria se aprende, fomenta y construye a base de esfuerzos personales y colectivos, “yo siempre quise escribir, tenía mi diario, mis escritos”, mencionó la investigadora con casi 30 años de trayectoria.

El tema de la vejez se vuelve para ella una identidad académica y familiar, una categoría analítica, “mi vida está protegida, circundada, sostenida, apoyada por las vejeces, las de mi madre, de mis abuelas, de mis tíos, de mis maestras. […] mi vida se vincula con ese tema”, enfatizó con nostalgia.

La producción científica de Montes de Oca Zavala se puede encontrar en diversos portales de revistas indexadas internacionales en internet; el vuelco de la educación solamente en mamotretos a la digitalización ha permitido que investigaciones tan relevantes estén al alcance de un clic. Así también, se hallan sus resultados de estudios en las bibliotecas más importantes del país, “no me conformo con hacer lo que solamente me piden, siempre busco hacer más”.

A lo largo de su trayectoria académica ha publicado 14 libros, 56 artículos, 70 capítulos, organizado 152 eventos, participado en 57 proyectos, concluidos 37 de ellos, todos en revistas nacionales e internacionales, a través de convenios, convocatorias, redes y colaboraciones interinstitucionales.

Sobre su vasta aportación científica social al tema de la vejez y el envejecimiento espera que se continúe realizando investigación y que esta también sea usada como referencia para mejorar los contextos de la población mayor, “me gustaría que se continuará haciendo investigación que se tradujera en políticas reales”, puntualizó la ganadora de la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz 2020 otorgada por la UNAM.

Verónica ha dictado más de 590 ponencias para países como México, Chile, Argentina, Estados Unidos de Norteamérica, Brasil, París, Costa Rica, Perú, entre otros; así mismo ha sido parte de comités sinodales fungiendo como directora y lectora de tesis de licenciatura, maestría y doctorado provenientes de diversas instituciones de México. También ha sido parte de comités evaluadores editoriales, jurado de premios, estímulos y distinciones. “Lo que más me gusta de mi trabajo es conocer gente diferente, pensamientos distintos, debatir con las personas y encontrar coincidencias. […] Lo que no me gusta es que hay mucho patriarcado, misoginia, te roban tus ideas, que generalmente viene de colegas hombres”.

Pensar en la escuela siempre va a remontarnos a tareas, amigos, pero también a ejemplos de vida que desde la pizarra están configurando a los/as jóvenes del mañana, quienes cambiarán al mundo como todo profesor/a desea. La Dra. Verónica es sin duda una de las más importantes investigadoras del país en el tema de vejez y envejecimiento, quien recuerda a aquellos/as que en su andar educativo fueron piezas imprescindibles, como por ejemplo a Rodolfo Tuirán y Sergio Campos Ortega Cruz, Raúl Benítez Zenteno, Julieta Quilodrán, Beatriz Figueroa, José Morelos, Gilda Waldman, Nora Rabotnikof, Carlos Martínez Moreno, Ruy Mauro Marini, profesores/as de licenciatura y posgrado. También recuerda entrañablemente a quienes le impartieron clases y otorgaron momentos inolvidables en el tránsito por la Primaria Enrique Olavarría y Ferrari.

La científica social no sería quien es sin Thelma, su docente de historia de la Secundaria Diurna Núm. 8. Tomas Garrigue Mazaryk., Orlandina de Oliveira, su directora de tesis de origen brasileño, Margara Millán, Brígida García, profesora de grado; de algunas de ellas se refirió “son mujeres por principio y son mujeres que vinieron huyendo de las dictaduras de sus países”.

La vida académica siempre se trastoca por la personal, pues al inicio y al final somos personas que construyen su vida a partir del trabajo, la familia, la educación, las redes sociales, etc. La combinación investigación-hogar en un país en desarrollo como México implica para las mujeres redoblar esfuerzos pues aún se lucha por romper los roles de género sobre crianza, trabajo doméstico y cuidados asignados únicamente a las mujeres, sin embargo, muchas en su afán de quebrar los moldes socioculturales, romper el techo de cristal y lograr los sueños/proyectos se atreven a encontrar la intersección en los cursos de su vida, tal ha sido el caso de la Dra. Montes de Oca, quien a partir de la guía sus maestras y la red de apoyo familiar decidió ser madre de Octavio y Emilia y continuar haciendo investigación, “cuando me convertí en madre conocí otra forma de solidaridad entre mujeres”.

LA MUJER SIEMPRE CAMBIANTE

Amante del cine, la poesía, de visitar museos y viajar, así transcurre la otra parte de su vida: la de la mujer siempre inquieta, a quien se le ilumina el rostro cuando habla de sus hijos, de algo relacionado a la vejez o el recuerdo de los lugares que más le gustan, entre ellos Uruguay, Brasil y Ecuador, de los que ha vivido fascinada por su historia. Sin embargo, de su ciudad natal le encanta el centro histórico, incluidos sus densos procesos sociales, “es brutal, tiene toda la pobreza, la riqueza, lo moderno y lo más antiguo, es una maravilla”.

Si bien al paso del tiempo los procesos de desigualdad de género han cambiado es relevante decir que muchos de ellos se continúan perpetuando y con eso el desequilibrio de oportunidades, donde ser mujer e investigadora habla de una valentía que las mujeres que son madres, trabajadoras en el hogar o insertas en el mercado laboral conocen muy bien.

Aunado a lo anterior el tema del amor de pareja como construcción sociocultural desde una mirada romántica llega a ser un determinante en las decisiones de vida de una mujer y con ello las oportunidades en términos profesionales, laborales y personales, de ello la investigadora indica con firmeza: “no creo en el amor, creo en el deseo, en el erotismo, en la satisfacción de la vida. El amor nos subordina como mujeres, nos hace sumisas, nos quita oportunidades, nos amarra”.

En el transcurso al trabajo, en casa o alguna reunión no pierde la oportunidad de escuchar trova, a Silvio Rodríguez, a Mercedes Sosa, a Joan Manuel Serrat, música con la que creció, aunque, también, le encanta bailar, cantar, leer a Pablo Neruda, sentir la vida a sorbos.

Desde hace más de 12 años coordina el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de la UNAM en la CDMX, con 20 proyectos activos es una investigadora social en constante movimiento intelectual que se refleja en sus producciones científicas y su calidad humana, una mujer imprescindible para México.

Referencias

Gobierno de México. Terremoto, México, 1985. 2000. [En línea], consultado en: https://www.gob.mx/siap/articulos/terremoto-mexico-1985?idiom=es 2020, 20 de mayo de 2023.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Estadísticas a propósito del día internacional de las personas adultas mayores 2022, en el Comunicado de Prensa No. 568/22. [En línea], 20 de mayo de 2023.

Montes de Oca-Z, Verónica. [Entrevista semiestructurada]. 20 de abril. 2023. 

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