Ser o no ser: las trampas mentales de sentirse impostor/a

Por: Guadalupe Ortiz

¿Alguna vez has sentido que tal vez el trabajo que realizas no es lo suficientemente bueno?, o bien que, ¿en tu lugar debería haber alguna persona que fuera más talentosa o inteligente?, ¿has sentido insatisfacción o incomodidad hacia los resultados de lo que haces?. Esas preguntas u otras de naturaleza similar suelen cruzar por la mente de las personas cuando están siendo acechadas por el “síndrome del impostor o impostora”, sobre el cual hablaré en este Fractal.

Este concepto fue propuesto por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes en 1978 publicaron un artículo denominado “El fenómeno impostor en mujeres de alto rendimiento: Dinámica e intervención terapéutica” y fue el resultado de un proyecto basado en el acompañamiento psicoterapéutico a mujeres con trayectorias académicas y profesionales sobresalientes. En este texto, las autoras definen al síndrome como “una experiencia interna de falsedad intelectual”[1], es decir, que no se reconocía la validez de lo pensado, dicho o logrado.

Fuente: Feminopraxis

Aunque el síndrome fue descubierto en mujeres, no es un asunto exclusivo de nosotras, sino que también se presenta en los hombres, sin embargo es importante reconocer que el género juega un papel fundamental en la socialización y aprendizajes de unas y otros. Este síndrome se debe a múltiples factores de carácter interno y externo, en el primer caso, figuran aspectos como las estrategias de afrontamiento del estrés, el autoconcepto y la percepción de eficacia, mientras que en el segundo, se ubican los valores patriarcales, la infravaloración de las capacidades individuales y un alto nivel de competitividad en los entornos de desarrollo profesional.

Pese a que no se ha considerado por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) o la clasificación Internacional de Enfermedades (CIE)[2] propiamente como una patología, puede generar dificultades en la vida cotidiana de las personas, en su desarrollo profesional o académico, además de que sí se suele asociar con otras afecciones psicológicas como depresión, ansiedad y déficit de atención[3].

Fuente: Forbes España

Según datos difundidos por la Universidad Nacional Autónoma de México, 7 de cada 10 personas en el mundo han sufrido los síntomas del síndrome del impostor o la impostora[4], lo que revela la gravedad del asunto y sus implicaciones. Experimentar una sensación constante de insatisfacción, angustia, sentir la necesidad de trabajar durante más tiempo de lo esperado y activar un muy duro sistema de autocrítica, son hechos que terminan por repercutir en el bienestar físico, los tiempos de descanso o esparcimiento y sobre todo, en la estabilidad emocional de las personas.

Vivir con los síntomas de este síndrome es una lucha “encarnizada” contra las creencias irracionales y los pensamientos pegajosos e intrusivos, dudar de las habilidades y destrezas, experimentar dificultades para disfrutar de los éxitos personales, considerar que los logros son una casualidad o se deben a un golpe de suerte y tener miedo a ser descubierta o evidenciada como “fraude”. Además de ello, el temor a que otras personas piensen que en realidad no se posee tanta inteligencia como parece. Vale señalar que es probable que las vivencias y experiencias varíen significativamente, sin embargo, pueden acercarse a alguna de estas características regulares que incluso han sido documentadas.

Fuente: BBC

A pesar de que no exista una serie de pasos establecidos para hacer frente a los efectos de este síndrome, identificar su presencia es indispensable, así mismo, señalar que, si compromete el cumplimiento de actividades cotidianas, es importante tomar en consideración la posibilidad de buscar apoyo profesional.

En un contexto que nos recuerda constantemente que nuestro esfuerzo nunca es suficiente, abrazar con amor y ternura nuestros logros, es un acto de resistencia y bienestar.


[1] Clance, Pauline, e Imes, Suzanne, “The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention”, [en línea], en Psychotherapy: Theory, Research & Practice, 1987.

[2]Ambos son documentos en los que se definen y caracterizan los trastornos mentales reconocidos, son guías utilizadas en Psicología para realizar un diagnóstico.

[3] Guzmán, Fernando, “¿Qué es el síndrome del impostor?”, [en línea], en: Gaceta UNAM, 17, feb. 2022, consultado en: https://www.gaceta.unam.mx/que-es-el-sindrome-del-impostor/

[5] Ídem


Lista de referencias

Clance, Pauline, e Imes, Suzanne, “The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention”, [en línea], en Psychotherapy: Theory, Research & Practice, no. 15, vol. 3, 1987, pp. 241-247, consultado en: https://psycnet.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2Fh0086006

Guzmán, Fernando, “¿Qué es el síndrome del impostor?”, [en línea], en: Gaceta UNAM, 17, feb. 2022.

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